En lo que se refiere al conflicto palestino-israelí todos
parecen saber de quién se trata cuando se menciona la palabra "refugiado".
Y es que en el debate de la opinión pública mundial, en muchos medios de
comunicación y en los foros internacionales este término ha sido monopolizado
por el lado palestino, hasta tal punto que la misma ONU creó una agencia
especial para encargarse, que no para resolver, el problema de los refugiados
palestinos, la UNRWA. Se trata de una agencia separada, con un funcionamiento
paralelo al de otra agencia de la ONU creada ese mismo año de 1950 y dedicada a
la situación de todos los demás refugiados del mundo, es decir, la UNHCR. Para
hacernos una idea, el panorama aquel año en que se crearon ambas agencias era
que, mientras había entre 600.000 y 700.000 refugiados palestinos, sólo en
el continente europeo los refugiados totales existentes ascendían a 20 millones
de personas.
Quiero enfatizar que no dudo ni por un momento del
sufrimiento de los refugiados palestinos, sin embargo, en esta ocasión no
quiero hablar del trato que han recibido y que siguen recibiendo por parte de
sus hermanos árabes, ni tampoco de la política de la UNRWA que pretende mantenerles
permanentemente en su situación de refugiados. Sólo diré que el tema de los
refugiados palestinos constituye un pilar fundamental en la solución del
conflicto palestino-israelí, que su resolución ha sido para ambas partes uno de
los asuntos principales de los que se han tratado en todas las negociaciones y que
lo seguirá siendo hasta que se encuentre una solución y lleguemos finalmente a
un acuerdo de paz entre Israel y el pueblo palestino.
En este punto, lo que quiero con estas líneas es romper
el mito de que únicamente una de las partes en conflicto ha tenido refugiados
y, lo digo en pasado, para destacar la diferente forma en que cada parte
afrontó este tema.
Me refiero a los "refugiados olvidados",
sí, a los refugiados judíos que vivían en los países árabes antes de 1948.
Simultáneamente al surgimiento del problema de los
refugiados palestinos con la creación del Estado de Israel y sus primeros años
de existencia, en la misma región de Oriente Medio, por el mismo motivo, es
decir, la creación del Estado de Israel y la guerra árabe-israelí, y en la
misma proporción, entre 650.000 y 900.000 judíos fueron expulsados de sus
hogares viéndose forzados a asumir un destino completamente diferente.
Y es que entre 1948 y 1960 alrededor de un millón de
judíos que vivían en los países árabes tuvieron que escapar debido a la amenaza
de violencia que sufrían en dichos países y a los ataques y expropiaciones que
se empezaban a producir en muchos lugares.
Eran comunidades judías que habían existido durante cientos
o miles de años, en países desde Marruecos hasta Siria, Yemen e incluso Irak,
que contaba con una comunidad judía cuya historia se remonta a 3.000 años
atrás, pasando por Argelia, Túnez, Libia, Egipto o Líbano en el caso de mi
propio abuelo paterno.
Pero ¿dónde están estos refugiados?, ¿Qué
ha sido de ellos? Muchos emigraron a Israel y otros se establecieron en distintos
lugares del mundo, entre ellos en la propia España, donde reiniciaron sus vidas
y dejaron de ser refugiados. Aquellos que llegaron a Israel, en un
primero momento pasaron por los "campos de refugiados", que recibían
el nombre de "Maabarot" en hebreo. Allí permanecieron unos meses o
unos años hasta que se trasladaron a las aldeas y las ciudades que el joven
estado creaba para ellos. Recibían la ciudadanía israelí y hoy constituyen
una parte más de la sociedad del país.
Una de las más famosas demandas de los refugiados
palestinos es "el derecho del retorno", que en la opinión pública
mundial han logrado transmutar de "demanda" en "derecho", convirtiéndolo
en algo básico e ineludible, a pesar de que en ningún otro conflicto del mundo
haya sucedido algo igual.
En este punto y si aceptamos y respetamos el hecho
de que en este conflicto ha habido dos tipos de refugiados y que deberíamos
tratar a ambos grupos según los mismos criterios, debo concluir que…, tal como
titula este post, yo mismo soy un refugiado, al ser nieto de un
refugiado judío de Líbano, puesto que el criterio palestino empleado es que el
estatus de refugiado es hereditario, de modo tal que también yo merecería
el derecho de retorno.
Imaginadme yendo al Consulado libanés en Madrid con
los documentos de mi abuelo y pidiendo allí este derecho y la ciudadanía para
poder volver a la casa de mi familia. ¿Creéis que me los darían?
Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel
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