jueves, 6 de septiembre de 2012

YO SOY UN REFUGIADO


En lo que se refiere al conflicto palestino-israelí todos parecen saber de quién se trata cuando se menciona la palabra "refugiado". Y es que en el debate de la opinión pública mundial, en muchos medios de comunicación y en los foros internacionales este término ha sido monopolizado por el lado palestino, hasta tal punto que la misma ONU creó una agencia especial para encargarse, que no para resolver, el problema de los refugiados palestinos, la UNRWA. Se trata de una agencia separada, con un funcionamiento paralelo al de otra agencia de la ONU creada ese mismo año de 1950 y dedicada a la situación de todos los demás refugiados del mundo, es decir, la UNHCR. Para hacernos una idea, el panorama aquel año en que se crearon ambas agencias era que, mientras había entre 600.000 y 700.000 refugiados palestinos, sólo en el continente europeo los refugiados totales existentes ascendían a 20 millones de personas.

Quiero enfatizar que no dudo ni por un momento del sufrimiento de los refugiados palestinos, sin embargo, en esta ocasión no quiero hablar del trato que han recibido y que siguen recibiendo por parte de sus hermanos árabes, ni tampoco de la política de la UNRWA que pretende mantenerles permanentemente en su situación de refugiados. Sólo diré que el tema de los refugiados palestinos constituye un pilar fundamental en la solución del conflicto palestino-israelí, que su resolución ha sido para ambas partes uno de los asuntos principales de los que se han tratado en todas las negociaciones y que lo seguirá siendo hasta que se encuentre una solución y lleguemos finalmente a un acuerdo de paz entre Israel y el pueblo palestino.

En este punto, lo que quiero con estas líneas es romper el mito de que únicamente una de las partes en conflicto ha tenido refugiados y, lo digo en pasado, para destacar la diferente forma en que cada parte afrontó este tema.

Me refiero a los "refugiados olvidados", sí, a los refugiados judíos que vivían en los países árabes antes de 1948.

Simultáneamente al surgimiento del problema de los refugiados palestinos con la creación del Estado de Israel y sus primeros años de existencia, en la misma región de Oriente Medio, por el mismo motivo, es decir, la creación del Estado de Israel y la guerra árabe-israelí, y en la misma proporción, entre 650.000 y 900.000 judíos fueron expulsados de sus hogares viéndose forzados a asumir un destino completamente diferente.

Y es que entre 1948 y 1960 alrededor de un millón de judíos que vivían en los países árabes tuvieron que escapar debido a la amenaza de violencia que sufrían en dichos países y a los ataques y expropiaciones que se empezaban a producir en muchos lugares.

Eran comunidades judías que habían existido durante cientos o miles de años, en países desde Marruecos hasta Siria, Yemen e incluso Irak, que contaba con una comunidad judía cuya historia se remonta a 3.000 años atrás, pasando por Argelia, Túnez, Libia, Egipto o Líbano en el caso de mi propio abuelo paterno.

Pero ¿dónde están estos refugiados?, ¿Qué ha sido de ellos? Muchos emigraron a Israel y otros se establecieron en distintos lugares del mundo, entre ellos en la propia España, donde reiniciaron sus vidas y dejaron de ser refugiados. Aquellos que llegaron a Israel, en un primero momento pasaron por los "campos de refugiados", que recibían el nombre de "Maabarot" en hebreo. Allí permanecieron unos meses o unos años hasta que se trasladaron a las aldeas y las ciudades que el joven estado creaba para ellos. Recibían la ciudadanía israelí y hoy constituyen una parte más de la sociedad del país.

Una de las más famosas demandas de los refugiados palestinos es "el derecho del retorno", que en la opinión pública mundial han logrado transmutar de "demanda" en "derecho", convirtiéndolo en algo básico e ineludible, a pesar de que en ningún otro conflicto del mundo haya sucedido algo igual.

En este punto y si aceptamos y respetamos el hecho de que en este conflicto ha habido dos tipos de refugiados y que deberíamos tratar a ambos grupos según los mismos criterios, debo concluir que…, tal como titula este post, yo mismo soy un refugiado, al ser nieto de un refugiado judío de Líbano, puesto que el criterio palestino empleado es que el estatus de refugiado es hereditario, de modo tal que también yo merecería el derecho de retorno.

Imaginadme yendo al Consulado libanés en Madrid con los documentos de mi abuelo y pidiendo allí este derecho y la ciudadanía para poder volver a la casa de mi familia. ¿Creéis que me los darían?


Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel

Para más información sobre el tema de los refugiados olvidados, os invito a visitar la página de Facebook creada recientemente para dar a conocer esta realidad aquí