miércoles, 11 de abril de 2012

EL DESCONOCIMIENTO Y LA IGNORANCIA SOBRE LA MUJER EN ISRAEL

En ocasiones ser sabio es realmente un desafío. Durante mis estudios de periodismo tuve un profesor, representante de la vieja escuela de la profesión, que se quejaba a menudo de que los periodistas escribían por la tarde sobre aquello que habían aprendido esa misma mañana. Se trata de uno de los periodistas y columnistas más reconocidos en Israel y, por la propia terminología que usaba y a la que me refiero, se deduce fácilmente que estoy escribiendo acerca de la época "pre-internet", en la que los periodistas de los medios de comunicación preparaban sus artículos la tarde antes del famoso "cierre" del diario.

Con todo, una cosa es escribir sobre lo que acabas de aprender y otra muy distinta es escribir sobre un tema del que no tienes conocimiento alguno mientras repites rumores, prejuicios y los intereses de determinada agenda política, a eso sinceramente, se le denomina de otra forma...

Y es en esta última categoría en la que se encuadra el artículo "Machismo ortodoxo", escrito por Rosa Regás con fecha del pasado 9 de abril. No perderé tiempo aquí señalando cada una de las equivocaciones en las que incurre Regás y que inundan todo su texto. Quien quiera argumentaciones y claridad de ideas no tiene más que acudir al excelente artículo que al respecto ha escrito Masha Gabriel y que ha titulado "Rosa Regás en El Mundo, el esplendor de la ignorancia". Aprovecho además estas líneas para agradecerle a Masha que me lo haya enviado y que haya puesto el foco en el texto de Regás.

Todo el que me conozca sabe muy bien que yo, en tanto que ciudadano israelí, tengo muchas críticas hacia la forma de vida y la participación ciudadana de los ultra-ortodoxos en Israel, sin embargo, pienso que esto no tiene nada que ver con el artículo de Rosa Regás. Con esta maraña de errores, imprecisiones e insinuaciones, Rosa Regás intenta establecer una comparación insostenible entre la situación de la mujer en Israel y en los países árabes para poner en entredicho la democracia israelí. Si hubiera estudiado el tema, aunque sólo fuera un poco (y aun teniendo en cuenta que ni la israelí ni ninguna otra democracia es perfecta), sabría que Israel es uno de los países más avanzados del mundo en cuanto a la igualdad de la mujer. Las costumbres de una minoría poco relevante de la sociedad no cambian esto.

Podría ponerme a hablar de la situación de la mujer israelí argumentando que dos de los líderes de los principales partidos políticos en Israel son mujeres y que, hasta hace unos días, el partido más numeroso en el Parlamento tenía a una mujer como Presidenta, al igual que el Tribunal Supremo israelí. Podría hablar sobre las mujeres en el sector público (por ejemplo, de las Embajadoras, a una de las cuales ya mencioné en este blog) o sobre las que desempeñan su actividad profesional en el sector privado, sobre las científicas, las empresarias, las académicas, las artistas, etc. que enriquecen, sostienen y hacen avanzar a todo el país.
  
Podría incluso aprovechar los errores de Regás sobre el kibutz para explicar el revolucionario movimiento socialista desarrollado en Israel que desde sus primeros pasos, hace ya más de 100 años se fundó sobre el principio de la total igualdad entre hombres y mujeres (en una época en la que algunos países europeos todavía no habían otorgado el derecho al voto a sus ciudadanas).
 
Podría hacer recordar que la primera mujer Jefa de Estado en el mundo, elegida en unas elecciones democráticas fue Golda Meir en Israel, o mencionar a la modelo Bar Refaeli (creo que todavía no ha surgido su par árabe), a la actriz Natalie Portman, etc.

Y aunque la situación todavía no es perfecta, sí hay muchísimo que mostrar de los justos y necesarios avances conseguidos por la mujer israelí.

Lamentablemente la conclusión que se extrae de este tipo de artículos no puede ser otra que la de que a quien los escribe no le interesan los hechos.


Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel