jueves, 30 de agosto de 2012

BAJO EL PARAGUAS NUCLEAR EN EL PATIO DE AHMADINEYAD


Mientras hay acontecimientos que honran a aquellos que participan en ellos y, llegará un día en el que podrán decir a sus hijos y nietos: "Yo estuve allí, formé parte de ello", hay otros que manchan a todos y cada uno de los que se ven implicados. En ocasiones se trata de una mancha personal y en otras esa mancha se hace tan grande que alcanza incluso a organizaciones y estados enteros. En este tipo de acontecimiento, el honor recaerá precisamente en aquellos que no tomaron parte, mientras que los que sí lo hicieron tendrán que dar explicaciones, ofrecer disculpas y plantear justificaciones acerca de su contribución al mismo.

Esta semana tenemos un buen ejemplo de lo que estoy diciendo en un evento que tiene lugar en Teherán. La Organización de Países No Alineados (tal vez el último y arcaico reducto de la Guerra Fría) celebra su XVI cumbre en el Patio del Presidente de Irán, lo cual se está convirtiendo en la peor farsa propagandística de los últimos tiempos y que va a arrastrar a todos sus participantes a la fiesta privada del régimen de los Ayatolás en su lucha contra Occidente. Y van a ser utilizados, en algunos casos en contra de su propia voluntad, como los extras de la campaña publicitaria que los iraníes están produciendo.

No me cabe duda de que bajo la perspectiva histórica esta cumbre va a suponer unos de los episodios más oscuros en la existencia de dicha organización, de sus participantes y de los países y organizaciones que ellos representan.

Cuanto menos desde el punto de vista del régimen de los ayatolás, la llegada de unos 50 jefes de estado y del Secretario General de la ONU supondrá un símbolo de legitimación del régimen y de su agresiva política, tanto dentro de sus fronteras, de lo cual fuimos testigos tras las elecciones de 2009, como en el exterior como estamos viendo en relación a su carrera nuclear militar, que va en contra de todas las convenciones internacionales que el propio Irán ha firmado. Y a todo ello hay que sumar últimamente el fuerte apoyo que ha otorgado el gobierno de Teherán al carnicero de Damasco, Bashar el Asad, que durante el último año y medio ha asesinado a más de 20.000 de sus ciudadanos, aparentemente siguiendo la tradición "sagrada" de la familia Asad, puesto que camina tras las huellas de su padre en la masacre de Aljama del año 1982.

Sin embargo, no puedo dejar de mencionar otra cuestión en relación a la mancha que ensuciará a los participantes en la producción iraní. Y es que debo destacar que hay quien está invitado a participar pero que ha declinado la invitación. Es el caso, por ejemplo, de Turquía que fue invitada (a pesar de no ser miembro de la Organización de Países No Alineados ya que pertenece a la OTAN) pero que rechazó acudir con sus altos dignatarios a causa de las masacres en Siria y la involucración de Irán en las mismas, y acabó por enviar a funcionarios de bajo nivel. También es el caso muy especial del nuevo presidente egipcio Mohamed Mursi, cuyo país ha presidido la organización estos últimos años y que ha decidido reducir al mínimo su estancia en Teherán, que se limitará al traspaso de la presidencia. Incluso la organización terrorista Hamás, cuyos líderes fueron invitados a participar como invitados especiales de Ahmadineyad, han rechazado la invitación recibida debido a los ríos de sangre del pueblo sirio.

Y es que el hecho de que una organización terrorista como lo es Hamás tema que su "honorabilidad" sea manchada debido a un abrazo con Ahmadineyad, para mí debería ser un claro y rotundo mensaje, también para todos aquellos representantes de organizaciones y estados que sí participarán, acerca de la naturaleza del régimen de Teherán.



Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel