martes, 11 de octubre de 2011

UN ESLABÓN MÁS EN LA CADENA ISRAELÍ DE LOS PREMIOS NOBEL

La semana pasada nos llegó una excelente noticia, el científico israelí Dan Shechtman es el ganador del Premio Nobel de Química 2011. Recuerdo que al recibir la noticia, sentí una oleada de euforia y orgullo por mi compatriota y su éxito.

Ya he manifestado en el pasado la importancia que damos en Israel a los logros científicos, en muchas ocasiones personales, y el orgullo nacional que existe por los mismos. Sólo lo puedo comparar con el orgullo que sienten los aficionados de algún deporte cuando su equipo nacional o un atleta logra ser el 1º del mundo en su especialidad.

Al igual que en el deporte, el “atleta científico” se hace inmediatamente famoso y se convierte en referente para muchos otros en el mundo, tanto en su área como en otras que no están relacionadas con su inclusión en la lista de Premios Nobel. Por otro lado, su entrada en el foco mediático simboliza horas de entrenamiento e investigación, muy distantes del brillo y de la gloria.

Tras la celebración del nuevo Premio, yo me quedé con una frase que pronunció Dan, ya como nuevo Nobel de Química, y que dirigió a los futuros Premios Nobel israelíes y a  sus padres: “Para alentar a los futuros ganadores del Nobel, los padres tienen un papel, el de desarrollar la libertad del pensamiento desde una edad temprana, alentar a los niños a preguntar y, de ninguna manera, limitar su pensamiento. Nosotros, los israelíes, desesperadamente necesitamos jóvenes que lleven las batutas de la ciencia. Hay un montón de ellos en Israel. La pregunta es si hay suficientes”.

¡Bienvenido Dan, a la plantilla de los 11 Premios Nobel israelíes!  

Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel