miércoles, 5 de octubre de 2011

UN HOGAR NACIONAL PARA EL PUEBLO JUDÍO

Estos últimos días, como sucede de tanto en tanto, vuelven a escucharse frases y a repetirse términos que tienen que ver con el carácter del Estado de Israel. Muchas veces estos términos no son nada nuevo, pero en ocasiones reciben una interpretación nueva y a menudo lejana a su significado original.

Llevo ya más de dos años desempeñando mi labor diplomática aquí y empiezo a entender algunas de las sensibilidades españolas acerca de expresiones y conceptos tales como “estado judío” o como “hogar nacional del pueblo judío”.

De hecho, cuando hablamos de ambos nos estamos refiriendo a lo mismo. El objetivo del movimiento sionista ha sido crear un estado donde los judíos puedan vivir libremente y desarrollar su identidad nacional. Y ello se fundamenta en el hecho de que en muchos países no nos van a dejar hacerlo y de que hasta que los judíos como pueblo no tengan su “hogar nacional”, se repetirán episodios como los pogroms, las expulsiones, la discriminación religiosa y racial.

Cuando hablamos del estado judío, tal vez el más emblemático de los conceptos, nos referimos a un estado democrático y no estamos hablando jamás de un estado teocrático o confesional, ni basado en una u otra lectura de la religión judía, sino más bien en lo que Theodor Herzl definió como “el estado de los judíos”.

Muchos israelíes, entre ellos el que escribe estas líneas, rechazaría cualquier intento que hubiese de cambiar el carácter liberal secular del Israel actual para convertirlo en un estado religiosamente judío. Hay una frase que lo explica muy claramente: Israel es el estado donde uno siempre podrá ser judío, pero donde nunca nadie será obligado a serlo.

Este debate incluye obviamente la cuestión de los israelíes no judíos, la mayoría de los cuales son árabes-musulmanes de origen palestino, que constituyen el 20% de los ciudadanos israelíes. Muchos de los que no entienden los conceptos de “estado judío” o de “hogar nacional” temen que la definición como tal del Estado de Israel afectará negativamente la situación de los ciudadanos árabes. La respuesta a esto es muy clara y es que lo uno no tiene que ver con lo otro. El hecho de que Israel sea un estado judío no quita ningún derecho a sus ciudadanos no judíos. Para comprobarlo basta con comparar la situación económica, sanitaria, educativa, laboral y de derechos sociales de la minoría árabe en Israel con las poblaciones de los países árabes en la región.

De hecho, la única comunidad árabe musulmana de Oriente Próximo que vive en democracia y con libertades y derechos humanos son los árabes israelíes. Y a nadie le sorprende que según todas las encuestas estos ciudadanos de Israel, que son parte del pueblo palestino, tras un acuerdo de paz, elegirían en su mayoría seguir viviendo como minoría en el estado judío antes que hacerlo en el futuro estado palestino.


Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel