lunes, 6 de junio de 2011

UN PEPINO ESPAÑOL EN ORIENTE PRÓXIMO


“ La falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose,
 de modo que cuando las gentes se dan cuenta del engaño
ya es demasiado tarde”. (Miguel de Cervantes Saavedra)


Los pepinos españoles están estos últimos días en el centro de la agenda pública europea, después de que una bacteria sospechosa haya causado la muerte de más de 20 ciudadanos alemanes. Los representantes de las autoridades alemanas rápidamente acusaron a los productos agrícolas españoles y les adjudicaron la responsabilidad de contener la bacteria letal, aún antes de que llegaran los resultados de las pruebas de laboratorio (que finalmente han exculpado a los productos españoles).

La cita de Miguel de Cervantes, que he puesto como subtítulo de este post, la escuché mencionar la semana pasada en una tertulia de un programa de radio en la que se hablaba de los daños que la crisis podía acarrear para la exportación de los productos agrícolas de España. Y se hacían valoraciones a pesar de que, a esas alturas, ya estaba claro para todos que estos productos estaban libres de culpa.

Un ejemplo de las consecuencias de esta falsedad lo viví yo en primera persona, cuando estando en un hotel de Madrid con un amigo israelí, éste se sirvió como parte de su desayuno unos tomates. Inmediatamente, unos turistas italianos, que se alojaban en el mismo hotel, con el poco inglés que sabían, le explicaron a mi amigo que esos tomates eran de España y que, si los comía, moriría.

La cita de Cervantes sobre las falsedades me interesó mucho, también porque en hebreo hay un dicho muy conocido que dice que “la mentira no tiene piernas”, lo cual significa que la mentira no puede mantenerse durante mucho tiempo y que la verdad termina siempre por salir a la luz. Se trata en realidad de una mirada optimista, por no decir un poco ingenua…

Lamentablemente la experiencia de Israel se parece más a la española y a la más pesimista mirada de Cervantes. Podría poner interminables ejemplos de ello, pero he elegido mencionar tres como muestra de todos los demás.

En el año 2002 Israel vivió una realidad de amenaza cotidiana de atentados suicidas que causaron la muerte de cientos de civiles israelíes. Uno de los atentados más graves tuvo lugar durante la cena de la Pascua judía en el Hotel Park en la ciudad de Netanya, el 27 de marzo de ese año. El resultado fue la muerte de 30 personas, además de que otras 160 resultaron heridas. Este atentado fue el detonante de la operación militar “Muro de Defensa”, cuyo objetivo era acabar con la oleada de atentados terroristas en las calles de Israel, y una de sus batallas más duras tuvo lugar en Yenin, que por aquel entonces era la “capital del terrorismo palestino”. En esta batalla murieron 23 soldados israelíes y 60 resultaron heridos, mientras que en el otro lado, murieron 56 palestinos, de los cuales más de 50 eran terroristas (y murieron empuñando armas).

A pesar del hecho de que los medios de comunicación no pudieron entrar en la zona de combate, publicaron noticias falsas sobre lo que ocurrió en Yenin, entre otras cosas, la mentira de que los soldados israelíes cometieron una masacre sobre civiles palestinos y de que hubo cientos e incluso miles de víctimas.

Y aunque Israel, así como los primeros periodistas que entraron allí, lo desmintieron, los medios de comunicación continuaron publicando las mismas mentiras. Poco tiempo después, sin embargo, los verdaderos hechos se revelaron y resultaron ser muy diferentes de la información publicada en los medios de comunicación. Incluso ONG’s que se dedican a los derechos humanos y la misma ONU publicaron la verdad, es decir, que todas las noticias sobre la “masacre” ¡No eran más que falsedades!

Pero la historia no termina aquí: Como parte de la guerra de propaganda palestina, Mohammad Bakri, actor y director de cine y teatro árabe-israelí, entró en la ciudad de Yenin con el objetivo de “hacer escuchar la voz de los palestinos” a través de un pseudo-documental. Esa película muestra un panorama distorsionado además de contener imágenes de otros momentos y lugares añadidas con el objetivo de hacer creer sus mentiras al público. Fue presentada como si se tratase de un “documental” y participó en muchos festivales de cine e incluso ganó algunos premios. También se presentó en Israel por orden del Tribunal Supremo israelí, el mismo tribunal que también trató el caso de difamación cometido por Bakri contra soldados de la reserva israelí que participaron en dicha batalla.

Durante este juicio Bakri aceptó disculparse ante los soldados y también admitir que no se trata en realidad de una película-documental, sin embargo, no aceptó eliminar las mentiras de su película porque para él la mentira es más importante que la verdad y la propaganda debe continuar.

El segundo ejemplo que quiero mencionar, que ya he tratado ampliamente en anteriores post, es el del notorio informe de Goldstone, que tan graves daños ha causado a Israel. Con el tiempo se ha demostrado que el informe está basado en información errónea, cuando no en acusaciones sin pruebas (acusaciones sin pruebas… lo cual me hace recordar la actualidad española). El hecho de que a Goldstone le haya costado casi dos años disculparse por presentar un informe lleno de inexactitudes, por no decir falsedades, ya no es tan importante porque el daño está hecho.

El tercer ejemplo de falsedad que quiero traer aquí todavía continúa hoy a pesar de que la verdad se evidenció hace tiempo y se hizo pública. En diciembre de 2008 Israel inició una operación militar contra los terroristas de Hamás en la Franja de Gaza como consecuencia de los más de 8.000 cohetes y misiles lanzados desde allí sobre territorio israelí. Tras la operación, los medios de comunicación publicaron información sobre el número de muertos en la Franja, una información basada en datos proporcionados por la banda terrorista Hamás, de sobra conocida por sus informaciones falsas. Y a pesar de que posteriormente se publicaron otros datos mucho más esclarecedores y relevantes al respecto, eso no ha cambiado el falso mantra repetido por los medios de comunicación: “operación en la cual murieron 1.400 personas, la mayoría de ellos civiles”. Tampoco el hecho de que el Ministro del Interior de Hamás admitiera que murieron 800 “luchadores”, ha hecho desaparecer el mantra de los corresponsales.

Sólo espero que la imagen de los pepinos españoles corra mejor suerte.



Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel