lunes, 4 de abril de 2011

GOLDSTONE EN LOS MUNDOS DE YUPI

El 10 de noviembre de 1975 fue uno de los días más tristes de la historia de las Naciones Unidas. Ese día la Asamblea General tomó su decisión más perversa al aprobar la resolución 3379 que equipara sionismo y racismo. De este modo mostró al mundo entero que está controlada por los países totalitarios.

La resolución 3379 estuvo vigente durante más de 16 años, hasta que la Asamblea General la abolió con otra de sus resoluciones, la 4686 del 16 de diciembre de 1991 que, por supuesto, contó con la oposición de las dictaduras árabes y musulmanas y de sus acólitos.

Así la ONU quiso borrar su vergüenza, aunque, no consiguió cambiar su propia dinámica ya que, 18 años después de esto, en la misma Asamblea General y en uno de sus foros se aprobó otra lamentable resolución. En abril de 2009 el Consejo de los Derechos Humanos (organismo de que ya hablé aquí hace unas semanas) nombró una comisión de investigación sobre el conflicto en Gaza. Tras unos meses, en noviembre, el informe del equipo que encabezó el juez Richard Goldstone fue aceptado por la Asamblea de las Naciones Unidas, de nuevo controlada por las dictaduras.

Al menos esta vez no hemos tenido que esperar durante 16 años. Han pasado dos años desde la aceptación del informe Goldstone y el propio juez ya ha rectificado en lo referente a las acusaciones que contra Israel contenía el informe. Lo ha hecho a través de un artículo publicado en el Washington Post el pasado viernes 1 de abril. Goldstone sentencia que, si hubiera sabido entonces lo que hoy sabe, el informe Goldstone hubiera sido muy diferente y acusa al Consejo de los Derechos Humanos de la ONU de actuar intencionadamente contra Israel.

No pretendo atribuirme el mérito, ni tener el honor de que el juez Glodstone sea lector de mi blog…

A raíz de la publicación de su artículo en el Post, muchos analistas y columnistas han comenzado a alabar a Goldstone por su “coraje” al rectificar públicamente las falsas acusaciones que el informe vertió contra Israel, sin embargo, lamento decir que yo no comparto tales alabanzas. Lo publicado por Goldstone en el Post es la prueba de que el “honorable juez”, que fuera fiscal de la Corte Penal Internacional de La Haya, no merece tal puesto.

Dictó sentencia contra un estado, difamó a Israel, afirmó cosas que nada tenían qué ver con la realidad y lo hizo basándose en testimonios de los terroristas de Hamás. Ahora, de repente, despierta y nos cuenta que todo aquello no era cierto y no se queda tampoco aquí, el juez en su artículo se sorprende de que Hamás no se investigara a sí mismo en lo relativo a sus ataques contra la población civil israelí.

Os confieso que tuve que releer varias veces esas líneas de Goldstone para comprender lo que quería decir el juez: él esperaba que Hamás, una organización terrorista cuyo objetivo es el de matar a civiles israelíes, investigara sus propias acciones encaminadas a matar a esos mismos civiles israelíes!

¡Qué grado de ingenuidad puede alcanzar el juez Goldstone! Primero acepta, sin dudar, la versión de los terroristas y luego espera que sean ellos los que se investiguen a sí mismos.

Si no fuera tan triste, podría ser hasta gracioso.


Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel