jueves, 27 de octubre de 2011

CUANDO A GADAFI Y A ASAD LES CAMBIAN LA CHAQUETA


Que no nos arrojen a sus amigos cuando ya no los necesitan.

Llevo ya bastantes años siendo Portavoz. Me han hecho cientos de entrevistas en cuatro idiomas, en medios de comunicación internacionales y nacionales, locales, temáticos e incluso de colegios, en medios televisivos, digitales, escritos, radiofónicos y nunca me han encontrado con la guardia baja. Las entrevistas pueden ser amables o agresivas, sobre el conflicto o sobre turismo, pueden ser largas o cortas pero, no suelen ser muy sorprendentes. No estoy criticando a mis amigos y colegas periodistas, lo que sucede es que la experiencia hace que quede ya poco margen para la sorpresa, sin embargo, esta semana sí lo han logrado…

Acabo de llegar de Palma, donde viajé para dar una conferencia en el Club Diario de Mallorca. Además,  este diario me hizo una entrevista, que fue bastante tranquila hasta el momento en que surgió una cuestión muy extraña. Me preguntaron: ¿Israel no ha podido salvar a su aliado Gadafi? Inmediatamente corregí al periodista para decirle que Gadafi no fue en ningún momento un aliado de Israel (pensando yo que el periodista había confundido a Gadafi con Mubarak) pero, aparentemente no se trataba de una confusión. Basándose en informaciones vagas que circulan en algunos sitios muy marginales, aunque tendenciosos y de dudosa fiabilidad, uno podría llegar a pensar que esta mentira es una realidad.

Y tras el momentáneo shock provocado al escuchar una información tan surrealista, inmediatamente até cabos. En los últimos tiempos, tras la caída de algunos dictadores árabes y de las represalias de otros sobre sus propios pueblos, de repente ciertos sectores, en ocasiones no tan marginales, intentan crear la fantasía de que los peores enemigos de Israel, como Bashar al Asad y Muamar Gadafi, de repente son y han sido los mejores amigos de Israel, “olvidando” dos cosas muy importantes. En primer lugar, que estos dictadores financiaron, apoyaron e incluso armaron a las organizaciones terroristas que a diario atacan a Israel, y que han liderado también campañas anti-israelíes en organizaciones internacionales tales como el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Y en segundo lugar que, de hecho, esos dictadores sí tenían otros muchos aliados, como por ejemplo los demás dictadores árabes y musulmanes, algunos líderes europeos y occidentales y de otros lugares del mundo.

Otro ejemplo curioso tuvo lugar en abril de 2010. Una delegación de diputados árabe-israelíes realizó una visita a Muamar Gadafi. Algunos de ellos se que sacaron una foto abrazando al difunto líder libio sonriendo a la cámara. Lo interesante del caso es que estos diputados regresaron a Israel muy satisfechos por la visita “histórica” (tal como la calificaron ellos) y dijeron que Gadafi había criticado duramente a los países árabes que tienen relaciones con Israel y al propio Abu Mazen por negociar asimismo con mi país, además de añadir que no iba a reconocer a un futuro estado palestino si éste se circunscribía a las fronteras del 67.

Y ahora ellos intentan haceros creer que Gadafi fue aliado de Israel.

Que no nos arrojen a sus amigos cuando ya no los necesitan.



Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel

martes, 18 de octubre de 2011

LA LIBERACIÓN DE GILAD SHALIT, UNA PODEROSA DEBILIDAD

Debo admitir que, desde que me llegaron las primeras noticias sobre la concreción del acuerdo del canje por la liberación de Gilad Shalit, he sentido un cúmulo de sentimientos encontrados, creo que compartidos por la mayoría de los israelíes y por aquellos que siguen este asunto.

No tengo ninguna duda de que es un acuerdo necesario y justo.

Este pobre joven está en manos de terroristas desde hace más de cinco años, merece ser liberado y su familia, que ha pasado casi 2.000 días en esta situación imposible de incertidumbre, desesperación y angustia, merece tener a su hijo en casa.

Al otro lado está el precio. Y se trata de un precio muy alto, para muchos, demasiado alto. No sólo estamos hablando de cifras: más de mil presos por un único soldado; también existe una asimetría moral entre un joven secuestrado en territorio, mantenido en la oscuridad física y mental, sin ningún contacto con el mundo ni con la luz (ni con su familia, ni con las organizaciones humanitarias internacionales), y unos terroristas, muchos de los cuales tienen las manos manchadas de sangre, que han pasado por un proceso judicial y han tenido visitas de sus familiares y la supervisión de distintas organizaciones internacionales, llegando incluso a emplear los años en la cárcel para realizar estudios secundarios y universitarios.

Aquel que compara a un secuestrado con los terroristas encarcelados, lo que hace es legitimar el terrorismo.

Sabemos también que este acuerdo supone un precio en la lucha entre moderados y extremistas de la política palestina y que da más fuerza a Hamás en su conflicto con Al-Fatah.

No me cabe duda de que la raíz de ese tipo de acuerdos en secuestros representa una debilidad de la sociedad israelí. En varias ocasiones en el pasado ha quedado expuesto este punto más débil frente a unos enemigos que no dudan en aprovecharlo. Muchos en Israel dicen también que este acuerdo da luz verde a los terroristas para seguir utilizando este método. Tal vez tengan razón, pero yo me pregunto si estaría dispuesto a dejar a Gilad en su jaula, sabiendo que de todos modos esos terroristas no tienen límite en sus intenciones y en sus maneras de atacarnos. Esta luz verde es una más de las miles de luces verdes que están encendidas en sus mezquitas, por sus escritores y por sus líderes políticos.

Yo prefiero vivir en una sociedad tan fuerte como para poder mostrar sus debilidades.



Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel

martes, 11 de octubre de 2011

UN ESLABÓN MÁS EN LA CADENA ISRAELÍ DE LOS PREMIOS NOBEL

La semana pasada nos llegó una excelente noticia, el científico israelí Dan Shechtman es el ganador del Premio Nobel de Química 2011. Recuerdo que al recibir la noticia, sentí una oleada de euforia y orgullo por mi compatriota y su éxito.

Ya he manifestado en el pasado la importancia que damos en Israel a los logros científicos, en muchas ocasiones personales, y el orgullo nacional que existe por los mismos. Sólo lo puedo comparar con el orgullo que sienten los aficionados de algún deporte cuando su equipo nacional o un atleta logra ser el 1º del mundo en su especialidad.

Al igual que en el deporte, el “atleta científico” se hace inmediatamente famoso y se convierte en referente para muchos otros en el mundo, tanto en su área como en otras que no están relacionadas con su inclusión en la lista de Premios Nobel. Por otro lado, su entrada en el foco mediático simboliza horas de entrenamiento e investigación, muy distantes del brillo y de la gloria.

Tras la celebración del nuevo Premio, yo me quedé con una frase que pronunció Dan, ya como nuevo Nobel de Química, y que dirigió a los futuros Premios Nobel israelíes y a  sus padres: “Para alentar a los futuros ganadores del Nobel, los padres tienen un papel, el de desarrollar la libertad del pensamiento desde una edad temprana, alentar a los niños a preguntar y, de ninguna manera, limitar su pensamiento. Nosotros, los israelíes, desesperadamente necesitamos jóvenes que lleven las batutas de la ciencia. Hay un montón de ellos en Israel. La pregunta es si hay suficientes”.

¡Bienvenido Dan, a la plantilla de los 11 Premios Nobel israelíes!  

Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel

miércoles, 5 de octubre de 2011

UN HOGAR NACIONAL PARA EL PUEBLO JUDÍO

Estos últimos días, como sucede de tanto en tanto, vuelven a escucharse frases y a repetirse términos que tienen que ver con el carácter del Estado de Israel. Muchas veces estos términos no son nada nuevo, pero en ocasiones reciben una interpretación nueva y a menudo lejana a su significado original.

Llevo ya más de dos años desempeñando mi labor diplomática aquí y empiezo a entender algunas de las sensibilidades españolas acerca de expresiones y conceptos tales como “estado judío” o como “hogar nacional del pueblo judío”.

De hecho, cuando hablamos de ambos nos estamos refiriendo a lo mismo. El objetivo del movimiento sionista ha sido crear un estado donde los judíos puedan vivir libremente y desarrollar su identidad nacional. Y ello se fundamenta en el hecho de que en muchos países no nos van a dejar hacerlo y de que hasta que los judíos como pueblo no tengan su “hogar nacional”, se repetirán episodios como los pogroms, las expulsiones, la discriminación religiosa y racial.

Cuando hablamos del estado judío, tal vez el más emblemático de los conceptos, nos referimos a un estado democrático y no estamos hablando jamás de un estado teocrático o confesional, ni basado en una u otra lectura de la religión judía, sino más bien en lo que Theodor Herzl definió como “el estado de los judíos”.

Muchos israelíes, entre ellos el que escribe estas líneas, rechazaría cualquier intento que hubiese de cambiar el carácter liberal secular del Israel actual para convertirlo en un estado religiosamente judío. Hay una frase que lo explica muy claramente: Israel es el estado donde uno siempre podrá ser judío, pero donde nunca nadie será obligado a serlo.

Este debate incluye obviamente la cuestión de los israelíes no judíos, la mayoría de los cuales son árabes-musulmanes de origen palestino, que constituyen el 20% de los ciudadanos israelíes. Muchos de los que no entienden los conceptos de “estado judío” o de “hogar nacional” temen que la definición como tal del Estado de Israel afectará negativamente la situación de los ciudadanos árabes. La respuesta a esto es muy clara y es que lo uno no tiene que ver con lo otro. El hecho de que Israel sea un estado judío no quita ningún derecho a sus ciudadanos no judíos. Para comprobarlo basta con comparar la situación económica, sanitaria, educativa, laboral y de derechos sociales de la minoría árabe en Israel con las poblaciones de los países árabes en la región.

De hecho, la única comunidad árabe musulmana de Oriente Próximo que vive en democracia y con libertades y derechos humanos son los árabes israelíes. Y a nadie le sorprende que según todas las encuestas estos ciudadanos de Israel, que son parte del pueblo palestino, tras un acuerdo de paz, elegirían en su mayoría seguir viviendo como minoría en el estado judío antes que hacerlo en el futuro estado palestino.


Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel