martes, 31 de mayo de 2011

LA INSOPORTABLE LEVEDAD DE SER ANALISTA DE ORIENTE MEDIO

Para ser analista de Israel y Oriente Medio en la prensa española uno necesita de muchas cosas. Para empezar, tiene que saber escribir, además, tiene que tener ideas y, en ciertos casos, es imprescindible que sea antiisraelí pero, también tiene que tener un medio de comunicación que le publique los artículos o que le invite a las tertulias. Sin embargo, hay una cosa que parece no ser necesaria: me refiero a tener conocimientos y de saber de hechos.

En ocasiones encontramos artículos de opinión escritos por periodistas y analistas cuyas opiniones están muy estructuradas pero que, tristemente, se destacan por una lamentable falta de conocimientos. Unas veces se basan en la propaganda antiisraelí, otras simplemente en rumores, en medias verdades e incluso en información inventada. De este modo, más que transformar los hechos en opiniones, sus opiniones son los que reajustan los “hechos”.

No estoy hablando de todos los analistas, ni siquiera de los que escriben en un medio de comunicación u otro, pero el resultado es muy problemático. Los lectores de ciertos medios de comunicación son alimentados con esa desinformación. En otras palabras, esos periodistas engañan a sus lectores.

Esta semana he encontrado dos ejemplos muy llamativos al respecto, el primero es el artículo titulado “Diccionario de Oriente Próximo” de Miguel Ángel Bastenier, a quien no le basta escribir un artículo de opinión, además pretende escribir un “diccionario” sobre Oriente Medio con el que explicar a los lectores de El País la realidad.

No cabe duda de que Bastenier tiene su propia definición acerca de lo que es una entrada en un diccionario y, para el que no lo sepa, pone en su artículo algunos ejemplos de ello al tiempo que aprovecha para pasar unos hechos bajo su perspectiva de la situación actual. La pena es que cometa tantos errores… Algunos de ellos se deben a falta de conocimiento, como cuando cita mal la resolución 242 (dicha resolución trata de una retirada israelí de territorios y no de “todos” los territorios, además de que olvidó mencionar que esa resolución también habla de una “paz justa y estable” y de garantizar que Israel, entre otros países, vivirá sin estar amenazado). Otros se basan en confusiones, como cuando habla de los refugiados palestinos. A pesar de lo que piense Bastenier, la guerra de 1973 (la Guerra de Yom Kippur) no tiene nada que ver con el asunto de los refugiados palestinos. Y tampoco la guerra del 67 (la Guerra de los Seis Días) tiene que ver con el asunto del derecho de retorno, ya que los refugiados de la guerra del 67 podrán volver a vivir en los territorios del futuro estado palestino. El problema de los refugiados es el que surge a partir de 1948 y al que dediqué mi anterior post (“La verdadera historia de la nakba”).

No sé si Bastenier simplemente se confundió, o es que no lo repasó bien o, en el peor de los casos, quizá intentó ocultar el hecho de que los palestinos, o como mínimo algunos de ellos, todavía piensan que se puede luchar contra la existencia del estado de Israel a través de la llegada de más de 4 millones de palestinos a su territorio. Todo ello por supuesto después de un futuro acuerdo de paz y de la creación de un estado palestino. De modo que de facto se finiquitaría así el concepto de “dos estados para dos pueblos”.

Pero la cita más interesante de las que usa Bastenier procede de un libro de una colega suya en El País, Ana Carbajosa. Cuando el autor hace referencia a las negociaciones, cita a “una colona en los territorios”. ¡Vaya fuente fiable! Esa colona, según el parecer de Bastenier, “reveló” la política de Israel de sólo negociar porque los estadounidenses lo quieren así. Lamentablemente para Bastenier, los hechos no están de su parte. Y no lo están porque Israel ha negociado con los palestinos durante la mayor parte de los últimos 18 años. Unas negociaciones que nos ha llevado en dos ocasiones a un intento de firmar un acuerdo de paz, ambos intentos rechazados al final por los palestinos. Tal vez por miedo a llegar a la paz… Y un miedo que parece compartir el propio Bastenier.

El segundo ejemplo, mucho más extremo, es el del columnista Javier Nart que en su artículo “Israel y los hechos” presenta su punto de vista respecto a Israel. Es muy lamentable que a pesar de su mirada crítica hacia Israel, se haya olvidado de mirar los hechos.

Y no hace falta leer el artículo completo, basta con el primer párrafo en el que dice que “desde 1947 Israel sistemáticamente ha utilizado su aplastante y eficaz fuerza militar…”  Eso es un engaño deliberado, una mentira. ¿Qué tipo de fuerza “aplastante” tenía Israel en 1947 o en 1948? Javier Nart se alista en la línea propagandística pro-palestina que intenta cambiar la historia y lo hace con mentiras. La verdad es muy simple, tras la Resolución 181 (la que establece la Partición) y que, para recordárselo a Bastenier y a Nart, Israel aceptó mientras que los árabes no lo hicieron, siete ejércitos árabes atacaron el recién nacido estado de Israel con más soldados y con más armamento del que disponía el ejército creado por el estado de Israel (esta tabla muestra a la derecha la cantidad que tenía Israel frente a la cantidad que tenían los ejércitos árabes).

¿Un ejército sin ni siquiera un avión de combate y con un solo tanque (que no tenía cañón) es la “aplastante y eficaz fuerza militar” a la que se refiere Nart? Aparentemente tampoco destaca como analista militar.

Los ejércitos árabes atacaron a Israel con un solo objetivo, el de destruirlo y no para negociar la paz. Sin embargo eso no le hace a Nart reconsiderar su posición, de hecho, incluso se podría entender que apoya ese objetivo cuando deslegitima en su artículo la propia existencia de Israel.

Y sigue con más medias verdades, por no decir mentiras. ¿Cuántos historiadores israelíes conoces, Sr. Nart? Déjame adivinar. Uno solo. Ilan Pappe… pero tengo una sorpresa para ti. No sólo no es el único historiador israelí sino que además es un historiador muy criticado por muchos en la academia israelí de la historia por mostrar los hechos de una forma inexacta e incompleta. Es el ejemplo del historiador que escribe su historia a partir de su ideología..

Sólo puedo imaginar lo que habría escrito Nart hoy si los ejércitos árabes hubieran ganado la guerra de 1948. Y estoy seguro de que no habría mencionado nada sobre justicia o sobre paz.




Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel

martes, 24 de mayo de 2011

LA VERDADERA HISTORIA DE LA NAKBA

En ocasiones uno recibe un artículo de un valor incalculable. Eso fue lo que pensé cuando leí el profundo artículo del periodista israelí Ben Dror Yemini (Jefe de Opinión del periódico israelí Ma’ariv) sobre el Apartheid en los países árabes. Se trata de un texto largo, lleno de gran cantidad de datos, citas y ejemplos debido al gran trabajo de investigación que encierra.
Con permiso del autor lo hemos traducido y os lo hacemos llegar junto a la recomendación de su lectura y el deseo de difusión.

Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel





El Apartheid Árabe
Enlace (Hebreo האפרטהייד הערבי):

14 de mayo 2011
La verdadera "nakba" es la historia del apartheid árabe. Decenas de millones de personas, entre ellos judíos, han sufrido por la "nakba", que consistió en la desposesión, la expulsión y el desplazamiento. Sólo los palestinos siguen siendo refugiados, ya que han sido tratados con abuso y opresión por parte de los países árabes. A continuación se muestra la historia de la verdadera "nakba".

En 1959 la Liga Árabe aprobó la Resolución 1457 que dice lo siguiente: “Los países árabes no concederán la ciudadanía a los solicitantes de origen palestino para evitar su asimilación en los países de acogida". Ésta es una resolución increíble, que se opone diametralmente a las normas internacionales sobre el tratamiento de los refugiados en esos años, particularmente en esa década. La historia comenzó, por supuesto, en 1948 cuando sucedió la "nakba" palestina. Es también el comienzo de los debates sobre el conflicto árabe-israelí, con la culpabilización de Israel por haber expulsado a los refugiados, convirtiéndolos en miserables. Esta mentira fue aceptada por muchos académicos y medios de comunicación que tratan la cuestión.

En artículos anteriores sobre el tema de los refugiados explicamos que el conflicto árabe-israelí no tiene nada de especial. En primer lugar, los países árabes se negaron a aceptar la propuesta de partición y lanzaron una guerra de aniquilación contra el Estado de Israel, que apenas había sido establecido. Todos los precedentes en este asunto mostraban que la parte que inicia la guerra - con una declaración de la aniquilación ya - paga un precio por ello. En segundo lugar, se trata de un intercambio de población: de hecho, de entre 550.000 y 710.000 árabes (el cálculo más preciso es el del Prof. Efraín Karash, que calculó y encontró que su número oscila entre 583.000 y 609.000). La mayoría de ellos huyeron, una minoría fue expulsada a causa de la guerra y un número mayor, alrededor de 850 000 judíos, fue expulsado
​​o huyó de los países árabes (la "nakba judía"). En tercer lugar, los palestinos no son los únicos en esta historia. Intercambios de población y expulsiones fueron la norma en esta época. Ha sucedido en decenas de otros puntos de conflicto, y cerca de 52 millones de personas han sido desposeídas, expulsadas y desarraigadas ("Y el mundo miente"). Y en cuarto lugar, en todos los precedentes de movimientos de población, que ocurrieron durante o al final de un conflicto armado, o en el contexto de la creación de una entidad nacional, o de la desintegración de un estado multinacional y el establecimiento de una entidad nacional - no hubo retorno de refugiados a la región previa, que se convirtió en un nuevo estado-nación. Las personas desplazadas y los refugiados, casi sin excepciones, encontraron refugio en el lugar en el que se unieron a una población de unas características similares: los alemanes étnicos, que fueron expulsados ​​de Europa Central y Oriental, se asimilaron en Alemania; los refugiados húngaros de Checoslovaquia y de otros lugares encontraron refugio en Hungría; los ucranianos, que fueron expulsados ​​de Polonia, encontraron refugio en Ucrania; y así sucesivamente. En este sentido, la afinidad entre los árabes con origen en la Palestina del Mandato Británico y sus vecinos en Jordania, Siria y el Líbano era  similar o incluso mayor que la afinidad entre muchos de los étnicamente alemanes y su país de origen, Alemania, a veces tras una desconexión de muchas generaciones.

Los estados árabes, sólo ellos, han actuado de un modo completamente diferente al del resto del mundo. Aplastaron a los refugiados a pesar del hecho de que eran sus correligionarios y miembros de la nación árabe. Instituyeron un régimen de apartheid a todos los efectos. Así pues, debemos recordar que la "nakba" no fue causada por la actual desposesión, que también ha sido experimentada por otros decenas de millones. La "nakba" es la historia del apartheid y el abuso llevado a cabo en los países árabes y sufrido por refugiados árabes (que sólo más tarde se convirtieron en "los palestinos").


Egipto:
A lo largo de las épocas no ha habido una distinción real entre los habitantes de Egipto y los habitantes de la planicie costera. Ambos eran musulmanes, árabes, que vivían bajo el Imperio Otomano. Según la investigadora Oroub El-Abed, los vínculos comerciales entre los dos grupos, la migración mutua y los matrimonios mixtos eran habituales. Muchos de los residentes de Jaffa fueron denominados egipcios, ya que llegaron en muchas oleadas, como la de la inmigración a Jaffa durante la ocupación de Muhammad Ali y su hijo a muchas partes de la planicie costera. Los habitantes del Imperio Otomano, de lo que se convirtió en la Palestina del Mandato Británico, no tenían una identidad étnica o religiosa diferente a la de los árabes de Egipto.

Varios registros de finales de 1949 muestran que 202.000 refugiados llegaron a la Franja de Gaza, principalmente desde Jaffa, Beer Sheva y Majdal (Ashkelon). Esta cifra puede ser exagerada porque los pobres locales también se unieron a la lista de beneficiarios de la ayuda. Los refugiados fueron al lugar donde eran parte del grupo mayoritario desde todos los puntos de vista: étnico, nacional y religioso. Egipto, sin embargo, no estaba de acuerdo. Al principio, ya a finales de septiembre de 1948 fue establecido  un "gobierno de toda Palestina", lo encabezaba Ahmad al-Baki. Sin embargo, era una organización bajo los auspicios de Egipto debido a su rivalidad con Jordania. El aparente gobierno palestino expiró después de una década.

¿Qué pasó con la gente de la Franja de Gaza? ¿Cómo fueron tratados por los egipcios? Extrañamente casi no hay investigaciones sobre esos días. Pero es un poco difícil ocultar ese pasado no tan lejano. La Franja de Gaza se convirtió en un campo cerrado. Llegó a ser casi imposible salir de Gaza. Duras restricciones fueron impuestas a los habitantes de Gaza (nativos y refugiados) en todo lo relacionado con el empleo, la educación y otros asuntos. Cada noche había toque de queda hasta el amanecer del día siguiente. Sólo había un asunto en el que los egipcios les asistían lo mejor que podían: los libros de texto contenían graves incitaciones contra los judíos. Ya en 1950
Egipto notificó a la ONU que "debido al hacinamiento de la población", no sería posible ayudar a los palestinos en su reasentamiento. Eso fue una excusa dudosa. Egipto frustró la propuesta de la ONU de reasentar 150.000 refugiados en Libia. Muchos de los refugiados, que habían huido en etapas anteriores y estaban dentro de Egipto, también se vieron obligados a desplazarse al enorme campo de concentración que se estaba formando en la Franja de Gaza. En efecto, todos los mecanismos de solución propuestos para el reasentamiento de los refugiados fueron bloqueados por los países árabes.

A pesar del bloqueo absoluto, hay testimonios sobre lo ocurrido en la Franja de Gaza durante esos años. La importante periodista estadounidense
Martha Gellhorn realizó una visita a los campos de refugiados en 1961. También fue a la Franja de Gaza. No fue sencillo. Gellhorn describió el calvario burocrático que rodeaba la obtención de un permiso de entrada a la Franja de Gaza y los días de espera en El Cairo. También describió el "gran contraste entre la amabilidad de los funcionarios y la propaganda anti-semita que floreció en El Cairo. "La Franja de Gaza no es un agujero", dijo Gellhorn, "sino más bien una gran prisión. El gobierno egipcio es el carcelero”. Describió un duro régimen militar con toda la élite de la Franja de Gaza expresando con entusiasmo las posiciones nasseristas. Así, por ejemplo, "Durante 13 años (1948-1961) sólo 300 refugiados lograron obtener visados temporales de salida". Lo único que los egipcios dieron a los palestinos fue la propaganda del odio.

Este no es el único testimonio que hay. En 1966,
un periódico saudí publicó una carta de uno de los habitantes de la Franja de Gaza:
"Yo sería feliz si la Franja de Gaza fuera conquistada por Israel. Por lo menos así sabríamos que el que viola nuestro honor, nos perjudica y nos tortura sería el opresor sionista, Ben Gurion, y no un hermano árabe, cuyo nombre es Abdel Nasser. Los judíos bajo Hitler no sufrieron de la forma que estamos sufriendo bajo Nasser. Para salir e ir a El Cairo, a Alejandría u otras ciudades, tenemos que pasar por un calvario".

Radio Jedda en Arabia Saudí emitió lo siguiente:
"Somos conscientes de las leyes que prohíben a los palestinos trabajar en Egipto. Tenemos que preguntar a El Cairo ¿cuál es el telón de acero que Abdel Nasser y su banda han construido alrededor de la Franja de Gaza y de los refugiados? El gobernador militar en Gaza ha prohibido a todos los árabes viajar a El Cairo sin un permiso militar, que tiene una validez de sólo 24 horas. Imagínese cómo árabes como Nasser, que se presenta como pionero del nacionalismo árabe, tratan a los pobres árabes Gaza, que se mueren de hambre mientras el gobernador militar y sus oficiales disfrutan de las riquezas en la Franja de Gaza".
Aún suponiendo que se tratara de descripciones exageradas, debido a  la lucha entre Arabia Saudí y Nasser, todavía nos queda un régimen opresivo de dos décadas. Y vale la pena señalar otro hecho - cuando Israel llegó a la Franja de Gaza (1967) la esperanza de vida era de 48 años de edad. Después de poco más de dos décadas, la esperanza de vida ha aumentado a 72 años de edad, superior a la de Egipto. Además de que este hecho concede puntos positivos a Israel, también muestra el abismo en el que estaba la Franja de Gaza durante los días del control egipcio.

Refugiados de la Palestina del Mandato Británico también vivieron en el propio Egipto.
Muchos de ellos ni siquiera se sentían palestinos y preferían asimilarse. Los egipcios les impidieron hacerlo. A excepción de un corto período de tiempo, que se consideró la "edad de oro", algunos de los años de control de Nasser, y que no incluyeron a los refugiados de Gaza, incluso los que estaban en Egipto sufrieron restricciones en la compra de tierras, en la participación en determinadas profesiones y en la educación (por ejemplo, la prohibición de establecer una escuela palestina). La ley de ciudadanía egipcia otorgaba la ciudadanía a quien tenga padre egipcio y más tarde la ley se amplió para cualquier persona cuya madre sea egipcia. En la actualidad, sin embargo, se han impuesto restricciones a cualquier persona considerada palestina. Hasta una decisión de un tribunal egipcio cancelando estas restricciones no ha servido de nada. El nuevo régimen en Egipto recientemente ha prometido cambios. El cambio, incluso si sucede, no podrá borrar tantos años de discriminación, equivalente a un castigo colectivo. Así, por ejemplo, en 1978 el ministro egipcio de Cultura, Yusouf al-Shib'ai, fue asesinado en Chipre por un miembro del grupo de Abu Nidal. En represalia, los palestinos sufrieron una nueva oleada de ataques y el parlamento egipcio renovó la legislación restrictiva de los palestinos en cuanto a los servicios de educación y empleo.
Jordania:

La identificación y la unidad entre los árabes de Jaffa y del sur de Israel con los árabes de Egipto es similar a la identificación existente entre los árabes del Margen Occidental y los árabes de Jordania. Así, por ejemplo, los beduinos de la Majalis (o Majlis), tribu de la región de Al-Karak, son originarios de Hebrón. Durante los días del Imperio Otomano, la parte occidental del Jordán era parte del distrito de Damasco, al igual que otras partes de lo que luego quedó bajo los auspicios del Mandato Británico. De acuerdo con la declaración Balfour, el área que ahora se llama Jordania se suponía que era parte del hogar nacional judío.

El malestar inicial de los refugiados a ambos lados del río Jordán fue enorme. Por ejemplo, los soldados iraquíes controlaban la zona de Nablús y hay testimonios de que
"los soldados iraquíes llevan a los niños de los ricos para actos de libertinaje y los devuelven a sus familias al día siguiente, los habitantes son frecuentemente arrestados".  He aquí la solidaridad árabe.

Parecía que Jordania trataba a los refugiados de manera diferente. Bajo una ley jordana de 1954, todo refugiado que vivía en la zona de Jordania entre 1948 y 1954 recibió el derecho de ciudadanía. Sin embargo, eso era sólo una fachada hacia el exterior. A continuación se muestra una descripción de la realidad bajo el régimen de Jordania en el Margen Occidental:
"Nunca hemos olvidado y nunca olvidaremos la naturaleza del régimen que degradaba nuestro honor y pisoteaba nuestros sentimientos humanos. Un régimen que fue construido sobre la inquisición y las botas de la gente del desierto. Hemos vivido durante mucho tiempo bajo la humillación del nacionalismo árabe y nos duele decir que hemos tenido que esperar a la ocupación israelí para conocer lo que son las relaciones humanas con los civiles".

Debido a que estas cosas pueden sonar como un anuncio de una campaña de relaciones públicas de la fuerza de ocupación, hay que señalar que se publicaron por visitantes del Margen Occidental
en una entrevista en el diario libanés Al Hawadith, el 23 de abril de 1971.

Al igual que todos los países árabes, Jordania no hizo nada para desmantelar los campos de refugiados. Mientras que Israel estaba absorbiendo a cientos de miles de refugiados procedentes de Europa y de los países árabes en campos similares (“Maabarot”: campamentos de tránsito) y realizaba procesos de rehabilitación, construcción de nuevos asentamientos y desmantelamiento de los campamentos, Jordania hizo exactamente lo contrario y evitó cualquier proceso de rehabilitación. Durante esas mismas dos décadas, ninguna institución de educación superior se estableció en Cisjordania. El florecimiento de la educación superior comenzó en la década de 1970, después de que los israelíes tomaran el control.

Incluso la ciudadanía que se dio a los refugiados fue principalmente por apariencias. A pesar de que el número de palestinos era superior al 50% de los habitantes de Jordania, sólo ocupan
18 escaños - de los 110 - en el Parlamento jordano, y sólo 9 de los 55 senadores nombrados por el rey son palestinos. También hay que recordar que durante un solo mes, en septiembre de 1970, en un único enfrentamiento, Jordania mató a muchos más palestinos que todos los que han sido víctimas en los 43 años de control israelí de Cisjordania y la Franja de Gaza.
Siria:

En 1919 se llevó a cabo en Jerusalén el primer Congreso de Asociaciones musulmanas y cristianas, la primera conferencia árabe-palestina. En la conferencia se decidió que Palestina, que acababa de ser conquistada por los británicos, era el sur de Siria - parte integrante de la Gran Siria. Durante los años del Mandato Británico la inmigración procedente de Siria al territorio de dicho mandato aumentó; un ejemplo es la familia Al-Hourani, que llegó desde Houran en Siria junto con otros. La idea de la "Gran Siria", que incluía a la Palestina del Mandato Británico, también repercutió en la creciente participación de los sirios tanto en la gran rebelión árabe como en las bandas que llegaron desde Siria durante la Guerra de la Independencia de Israel. Los refugiados, por lo tanto, no eran extraños política, ni religiosa ni étnicamente. Todo lo contrario. Su destino no debería haber sido diferente al de otros grupos étnicos que fueron expulsados a un lugar en el que eran la mayoría nacional y cultural.
Entre 70.000 y 90.000 refugiados llegaron a Siria, la gran mayoría de ellos procedentes de Safed, Haifa, Tiberíades y Acre. En 1954 se les concedieron derechos parciales, que no incluían derechos políticos. Hasta 1968 se les prohibió poseer bienes. La ley siria permite a cualquier ciudadano árabe obtener la nacionalidad siria, siempre que su residencia permanente esté en Siria y que tenga demostrada su capacidad para sostenerse económicamente. Sin embargo, los palestinos son los únicos a quienes no se aplica esta ley. Incluso si son residentes permanentes y poseen los medios, la ley les impide obtener la ciudadanía.

Sólo el 30% de los que, por alguna razón, aún son considerados "refugiados palestinos en Siria" viven en campamentos de refugiados. En realidad, hace tiempo que deberían ser considerados sirios a todos los efectos. Eran parte de la identidad nacional árabe, están conectados por lazos familiares, deberían haber sido asimilados en la vida económica del país. Pero a pesar de esto, como resultado del lavado de cerebro político, permanecen en Siria como un elemento extraño, soñando con el "derecho de retorno" y siendo mantenidos permanentemente en condición de inferioridad.
La mayoría de ellos está en la parte baja de la escala del empleo, en tareas de servicio (41%) y de construcción (27%). Pero no hay nada como mirar el campo de la educación para clarificar la situación. El 23% ni siquiera va a la escuela primaria y sólo el 3% llega a la formación académica.


Líbano:

En la Franja de Gaza los palestinos sufrieron sólo durante dos décadas debido al control egipcio.
En el Líbano el apartheid continúa hasta nuestros días. El resultado es la pobreza, el abandono y un desempleo enorme. Hasta 1969 los campos de refugiados estuvieron bajo el estricto control militar de Líbano. De acuerdo con las descripciones de Martha Gellhorn, la mayoría de los refugiados se encontraban en una situación razonable. Muchos incluso mejoraron su nivel de vida en comparación con los días de antes de la "nakba". Pero, en 1969 se firmó el Acuerdo de El Cairo, que transfirió el control de los campos a los propios refugiados. La situación sólo hizo que empeorar. Las organizaciones terroristas tomaron el control de los campos, que se convirtieron en escenarios de conflicto - en su mayoría violentos - entre distintos grupos.Un nuevo estudio, que se publicó en diciembre de 2010, presenta los datos que hacen que la Franja de Gaza aparezca como un paraíso en comparación con el Líbano. De hecho, ha habido algo de publicidad al respecto pero, por lo que sabemos, no ha habido protestas en ningún lugar del mundo, ni siquiera una flotilla turca o internacional.

En contraste con Siria y Jordania, donde la mayoría de los que se definen como refugiados ya no están en los campos de refugiados, dos tercios de los palestinos en el Líbano viven en los campos, que son "enclaves fuera del control del Estado". El dato más sorprendente es que, a pesar del hecho de que alrededor de 425.000 refugiados están registrados por la UNRWA como tales, el estudio encontró que sólo entre 260.000 y 280.000 palestinos viven hoy en el Líbano. La paradoja es que la UNRWA está recibiendo financiación por más de 150.000 personas que ni siquiera están en el Líbano. Este hecho por sí solo debería haber conducido a una investigación judicial por parte de los países que la financian (principalmente los EE.UU. y Europa), pero no hay ninguna posibilidad de que esto suceda. La cuestión de los refugiados está llena de tantos errores y mentiras que una más no cambia nada. Y así, la UNRWA puede exigir de la comunidad internacional un presupuesto por 425.000 personas al tiempo que su sitio web tiene un enlace al estudio que demuestra que todo esto es una farsa.
Según el estudio, los refugiados están sufriendo un 56% de desempleo. Ésta parece ser la cifra más alta, no sólo entre los palestinos, sino en todo el mundo árabe. Incluso aquellos que están trabajando se encuentran en la parte inferior de la escala laboral. Sólo el 6% de los que constituyen fuerza de trabajo tienen algún tipo de título académico (en comparación con el 20% de la población activa en el Líbano). El resultado es que el 66% de los palestinos en el Líbano vive por debajo del umbral de la pobreza, que se ha fijado en seis dólares por día y persona. Y esto corresponde al doble de los libaneses.

Este triste estado de cosas es el resultado de un apartheid a todos los efectos.
Una serie de leyes libanesas limita el derecho a la ciudadanía, a la propiedad y al empleo en los campos del derecho, la medicina, la farmacia, el periodismo, y más. En agosto de 2010 hubo una modificación limitada de la legislación laboral, pero de hecho la enmienda no ha llevado a ningún cambio real. Otra directiva prohíbe la entrada de materiales de construcción a los campos de refugiados y hay informes de arrestos y demolición de viviendas como resultado de la construcción en los campos de refugiados. La prohibición parcial y limitada impuesta por Israel para traer materiales de construcción a la Franja de Gaza fue consecuencia de los lanzamientos de cohetes contra los centros de población israelíes. Por lo que sabemos, en Líbano no se impuso esta prohibición debido al lanzamiento similar de cohetes a la población civil. Y a pesar de esto y más allá de los informes de las organizaciones de derechos humanos que forman parte de la idea de que "se les permite hacer lo que quieren", no se ha emitido ninguna protesta y no se ha organizado ninguna semana del Apartheid contra el Líbano.


Kuwait:
En 1991 los palestinos constituían el 30% de la población del país. En comparación con otros países árabes su situación era razonable. Entonces, Saddam Hussein invadió Irak. Como parte de los intentos de compromiso que sucedieron a la primera Guerra del Golfo, Saddam hizo una "propuesta" de retirarse de Kuwait a cambio de la retirada de Israel de la Franja de Gaza y del Margen Occidental. La OLP encabezada por Yasser Arafat apoyó a Saddam. Este apoyo fue la salva de apertura de uno de los peores acontecimientos en la historia palestina. Después de que Kuwait fuese liberado de la invasión iraquí, se inició la campaña anti-palestina, que incluía la persecución, los arrestos y los juicios de propaganda. El terrible episodio terminó con
la expulsión de 450.000 palestinos. Algunos de ellos se habían asentado allí en la década de 1930 y la mayoría de ellos no tenía ninguna relación con el apoyo de Arafat a Saddam. Sin embargo, fueron objeto de un castigo colectivo, una expulsión de proporciones similares a la nakba original de 1948, que apenas obtuvo ninguna mención en los medios de comunicación mundiales. Hay un sinfín de publicaciones académicas sobre la expulsión y la huida en 1948. Hay cero estudios sobre la "nakba" de 1991.

* * *
Estos son los principales países en los que los refugiados están localizados. El apartheid es también endémico en otros países. En Arabia Saudí los refugiados de la Palestina del Mandato Británico no han recibido la ciudadanía. En 2004 Arabia Saudí anunció algunos cambios, pero aclaró que éstos no incluían a los palestinos. Jordania también niega a 150.000 refugiados, la mayoría de ellos originarios de la Franja de Gaza, el beneficio de la ciudadanía hoy. En Irak a los refugiados se les dio preferencia real bajo el liderazgo de Saddam Hussein pero, desde que él perdió el poder, se han convertido en uno de los grupos más perseguidos. En dos ocasiones, tanto en la frontera libio-egipcia, como en la frontera de Siria con Irak, miles de palestinos expulsados vivían en campamentos temporales mientras ningún estado árabe aceptó acogerles. Éste fue un espectáculo extraordinario de "solidaridad árabe" llevado a cabo por la "nación árabe". Y continúa. Palestinos de Libia, refugiados de la guerra civil, llegan estos días a la frontera con Egipto, que se niega a autorizar su entrada.

Una y otra vez los países árabes han rechazado las propuestas para reasentar a los refugiados, a pesar del hecho de que tenían sitio y de que existía la necesidad de ello. La lista continúa. En 1995, el gobernante de Libia, Muammar Gaddafi, decidió expulsar a 30.000 palestinos sólo porque estaba furioso con la OLP por los acuerdos de Oslo y por el establecimiento de la Autoridad Palestina. Un médico palestino, el Dr. Ashraf al-Hazouz, pasó ocho años en una prisión de Libia (junto con las enfermeras búlgaras) bajo falsos cargos de propagación del SIDA. En agosto de 2010, antes del levantamiento actual, Libia aprobó leyes que hacían la vida imposible a los palestinos. Fue precisamente el momento en que Libia envió un "barco de ayuda humanitaria" a la Franja de Gaza. La hipocresía no tiene límites.

Todo esto es un resumen del apartheid contra las minorías en el mundo árabe en general y contra los palestinos en particular. Pero hay diferencias. Mientras que los coptos en Egipto o los kurdos en Siria son, de hecho, minorías, los árabes de la Palestina del Mandato Británico se supone que son una parte integral de la nación árabe. Dos de los símbolos de la lucha del pueblo palestino nacieron en Egipto - Edward Said y Yasser Arafat. Ambos trataron de falsificar su lugar de nacimiento en Palestina. Otros dos símbolos importantes de la lucha de los árabes de la Palestina del Mandato Británico son Fawzi al-Qawuqji (que compitió con el muftí en dirigir la lucha árabe contra los ingleses) e Izz al-Din al Qassam – el primero libanés y el segundo sirio. No hay nada extraño en esto, porque la lucha era árabe y no palestina. Y a pesar de esto, los árabes de Palestina se convirtieron en el grupo más oprimido y despreciado de todos tras la derrota árabe en 1948. La gran mayoría de las descripciones de esos años se refieren a ellos como árabes y no como palestinos. Más tarde, sólo más tarde, se convirtieron en palestinos.

Los países árabes eran muy conscientes de que su trato a los refugiados de la Palestina del Mandato Británico era no menos que escandaloso. Por eso firmaron en 1965 el
"Protocolo de Casablanca"  que debía conceder a los palestinos el derecho al empleo y al movimiento, pero no la ciudadanía. Como otros documentos de este tipo, éste no ha cambiado nada. El abuso ha continuado.

En comparación, parece que el grupo palestino que ha tenido un crecimiento más significativo ha sido el que está bajo la soberanía israelí - tanto en cuanto a los árabes israelíes que recibieron la ciudadanía israelí, cuya situación es mucho mejor, como a los árabes de los territorios. En contraste con las duras condiciones de vida en el Líbano y Siria, y antes también en Egipto y en la Franja de Gaza, los palestinos bajo control israelí, a partir de 1967, han disfrutado de un aumento constante en su calidad de vida, en el empleo, los servicios de salud, en la esperanza de vida, en una espectacular caída de la mortalidad infantil y en un enorme crecimiento de la educación superior.

Por ejemplo, en todos los territorios ocupados por Israel en 1967 no había ni una sola institución de educación superior. En la década de 1970 las instituciones académicas comenzaron a brotar una tras otra y en la actualidad hay por lo menos 16 instituciones de educación superior. El crecimiento en el número de estudiantes ha aumentado de forma constante durante las últimas tres décadas, incluso durante los años de la Intifada de la última década. En 60 años los palestinos - sólo aquellos bajo control israelí - se han convertido en el grupo más educado de todo el mundo árabe.

Lo mismo ocurre en la arena política. Después de décadas de opresión política, ha sido sólo bajo el control israelí donde la conciencia nacional palestina se ha desarrollado. Durante las dos décadas posteriores a la Guerra de la Independencia los árabes podrían haber establecido un estado palestino en la Franja de Gaza y Cisjordania. No lo hicieron - hasta que Israel llegó y los liberó de la opresión que duraba ya dos décadas. Esto no hace que la ocupación sea algo deseable. Esto no quiere decir que no haya habido injusticias y
desposesión. Ha habido mucho de esto. Pero parece que después de las dos primeras décadas posteriores a la "nakba", justamente ha sido la era del control israelí la que ha causado el enorme crecimiento en todos los ámbitos. Es legítimo criticar los aspectos negativos de la ocupación, y debemos hacerlo. Pero es también legítimo recordar todo aquello que no se menciona ni se recuerda, y también estamos obligados a hacerlo.

En las últimas décadas ha surgido una y otra vez la mentira de que Israel tiene la responsabilidad del sufrimiento de los palestinos, por eso debemos poner las cosas en su sitio. Los palestinos han pasado por una terrible experiencia de desarraigo y expulsión. La mayoría de ellos huyeron. Algunos fueron expulsados. Pero repito, este tipo de experiencia ha sido vivido por decenas de millones de personas. La diferencia radica en el hecho de que todas las otras decenas de millones fueron absorbidos por los países a los que llegaron. Eso no ha sido así en el caso de los palestinos. Han pasado por duras pruebas de opresión, abuso y negación de sus derechos. Ése ha sido el trabajo de los países árabes que decidieron perpetuar su situación. Muchas propuestas de resolución del problema de los palestinos y su reasentamiento han sido rechazadas una y otra vez. La herida abierta se ha enconado. Una y otra vez los mismos árabes han afirmado que los árabes son una sola nación. Las fronteras entre los países, de eso no duda nadie, son un resultado del gobierno colonial. No hay ninguna diferencia, ya sea étnica o religiosa, o cultural, o nacional, entre los árabes de Jaffa y Gaza con los árabes de El Arish y Port Said, o entre los árabes de Safed y Tiberíades con los árabes de Siria y el Líbano. A pesar de ello, los refugiados árabes se han convertido en las víctimas forzadas del mundo árabe. El "derecho de retorno", que es ante todo una invención de propaganda, se ha convertido en la demanda final. Tras esta demanda se ocultaba, y todavía se oculta hoy, una sola intención: la aniquilación del Estado de Israel. El ministro egipcio de Asuntos Exteriores, Mohamed Salah al-Din, dijo en 1949 que "la demanda por el derecho de retorno tiene como finalidad en realidad lograr el objetivo de aniquilar a Israel". Ése también ha sido el caso de una conferencia de los refugiados que se celebró en 1957 en Homs, en Siria, donde se declaró que "Cualquier discusión sobre la cuestión de los refugiados que no prometa el derecho a la aniquilación de Israel será considerada como una profanación de la nación árabe y una traición."No hay diferencia entre el "derecho de retorno" y el "derecho de aniquilación". Se trata del mismo "derecho". Palabras idénticas sobre el retorno, refiriéndose a su objetivo de aniquilación de Israel, fueron declaradas en 1988 por Sacher Habash, asesor de Yasser Arafat. Así, también en nuestros días la campaña BDS, cuya plataforma apoya el "derecho de retorno" y cuyos líderes, como Omar Barghouti, aclaran que el verdadero objetivo es la aniquilación de Israel.

Ya en 1952 Alexander Galloway, un alto funcionario de la UNRWA, declaró que "Los países árabes no quieren resolver el problema de los refugiados. Quieren dejarlos como una herida abierta, como un arma contra Israel. A los gobernantes árabes no les importa en absoluto si los refugiados viven o mueren. La historiografía palestina, y en general también la académica, ha borrado una serie de citas de este estilo de la misma manera que ha borrado el hecho de la absorción de decenas de millones de refugiados en otros lugares; de la misma forma que ha borrado la “nakba judía", la historia de la desposesión y expulsión de los judíos de los países árabes, y de la misma manera que ha borrado la historia del apartheid árabe. Pero la verdad debe ser dicha. De hecho, hubo una nakba, pero es una nakba que se debe principalmente al apartheid árabe.

Ben-Dror Yemini es investigador, profesor y periodista (bdyemini@gmail.com)

lunes, 16 de mayo de 2011

YA LO ADVIRTIERON ANTES

Ha habido personas que se han sorprendido por los acontecimientos que tuvieron lugar ayer en la frontera entre Siria e Israel, una frontera que ha permanecido en calma durante los últimos 38 años. Cientos de palestinos, que viven en Siria, invadieron la frontera y penetraron en territorio israelí. Después de unas horas, regresaron a Siria (pero no sin que antes uno de ellos pidiera asilo en Israel, alegando el brutal trato que el Gobierno sirio dispensa a los manifestantes en su país). Todo el que conozca, aunque sólo sea un poco, la realidad siria, especialmente la de las zonas fronterizas con Israel, sabe muy bien que, un hecho de este tipo, no puede suceder sin la autorización y el apoyo (por no decir, la iniciativa) del ejército sirio, y más en esta época en la que se encuentra en estado de alerta y utiliza tanques y francotiradores contra la población civil.

¡Qué nivel de ingenuidad se desprende de las siguientes preguntas!: ¿Por qué el ejército o el Gobierno sirio tendrían que organizar manifestaciones en una frontera que ha estado en calma durante casi cuatro décadas? ¿Qué interés puede estar detrás de estos acontecimientos que no tienen precedentes en Oriente Próximo? ¿A quién podría beneficiar?

No hace falta ir muy lejos para hallar las respuestas y tampoco recurrir a teorías basadas en suposiciones o en adivinanzas. Todo lo que hay que hacer es escuchar a los propios sirios.

La semana pasada el Gobierno sirio autorizó durante unas horas la entrada al país del corresponsal del “New York Times” en Líbano, Anthony Shadid, para entrevistar a unos altos cargos del régimen sirio. Se trata de un hecho muy fuera de lo común, ya que en estos días no hay ningún periodista occidental en territorio sirio.

Entre los entrevistados por Shadid se encontraba también una de las personas más fuertes y centrales de la realidad siria, el primo del Presidente Bashar al-Assad, Rami Makhlous.

Makhlous está considerado como el empresario más importante de Siria, además de ser el hombre de confianza del propio Presidente. No hay duda pues, de que su entrevista es la de una autoridad oficial de la jerarquía siria y sus palabras, no son un mero análisis, sino la propia política del Gobierno.

¿Qué tenía que decir Makhlous al corresponsal del “New York Times”? Dos cosas muy significativas. En primer lugar, que el Gobierno sirio liderado por Bashar al-Assad va a luchar contra los manifestantes “hasta el fin”. Y ya sabemos el fin de quien. En segundo lugar, y no de menos importancia, que si no hay estabilidad en Siria, tampoco la habrá en Israel. En este punto, el corresponsal le preguntó a Makhlous si estaba amenazando a Israel, a lo que Makhlous, en un alarde de sensibilidad, respondió: “no estoy hablando de una guerra, lo que digo es que no tenéis que dejarnos sufrir. No presionéis al Presidente, no presionéis a Siria para hacer algo que Siria no va a estar contenta de hacer”.

Ésta es la solución del Gobierno sirio: si hay manifestaciones y muertos en Siria, ellos van a iniciar un conflicto con Israel. Se tratará de un conflicto organizado y planificado por el mismo Gobierno, y el mundo lo va a aceptar.

¿Y por qué lo va a aceptar? Porque, probablemente, el mundo no lee el “New York Times”.



Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel

miércoles, 11 de mayo de 2011

AÚN “SIN CABEZA”, TE ABRE LOS OJOS

La semana pasada el joven escritor israelí Etgar Keret visitó Madrid y Barcelona para presentar su último libro publicado en castellano: “Un hombre sin cabeza”.

Además de mi interés profesional por la visita de otro escritor israelí que publica su obra en España, tenía un especial interés personal en ella. En cuanto a su generación, Etgar Keret es mi escritor israelí favorito. He leído y disfrutado todos sus libros pero, más allá de todo esto, también puedo decir que Etgar es mi amigo.

Etgar tiene una característica muy especial, que en estos días no abunda precisamente, y es que tiene su mirada que no juzga. Un amigo periodista español, que viajó conmigo a Israel hace unos meses donde le conoció personalmente, me comentó que Etgar tiene un fondo de bondad que, sin embargo, no cae en la cursilería.

En la presentación del libro en el FNAC de Callao de Madrid, Keret fue entrevistado por la periodista de El País, Ana Carbajosa, que acaba de regresar de Israel tras vivir en Jerusalén durante 3 años. La entrevista fue muy interesante y trató básicamente de temas literarios (ya de por sí es un logro que se hable de literatura con un escritor israelí). Hubo sin embargo, algo que dijo Carbajosa que me llamó la atención (aunque no creo que nadie se diera cuenta de su profundo trasfondo). La periodista comentó que le encantaron los personajes de las novelas de Keret y que probablemente eran de Tel Aviv, puesto que ella no había conocido a personas así en Jerusalén. Yo me quedé con esa frase porque creo que las historias de Etgar Keret no son exclusivas de una ciudad o de una sociedad, y que realmente podrían transcurrir tanto en Tel Aviv como en Barcelona, Berlín, Milán e incluso en Jerusalén. Por eso releí este fin de semana sus cuentos, para ver si realmente los personajes de Keret son tan globales como yo los recordaba. Y comprobé que realmente son así y que no estaba equivocado.

De modo que sigo preguntándome por qué una periodista española, que ha vivido años en Jerusalén, no podía ver en sus vecinos y compañeros de café a los mismos personajes que decribe Keret. Tal vez se debe a la extraordinaria mirada de Keret pero, también puede deberse a que ella fue “corresponsal del conflicto” y sólo vería a sus vecinos bajo ese prisma.



Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel



La voz de una generación”, El Mundo, 05/05/2011

martes, 3 de mayo de 2011

BAILANDO CON TERRORISTAS

Que no se sorprenda quien con perros se acueste,
si con pulgas se levanta


La semana pasada el mundo periodístico celebró el “histórico” acuerdo entre Al Fatah y la banda terrorista Hamás. Un acuerdo que pone fin al conflicto interno entre la parte que quiere llegar a un Acuerdo de Paz con Israel, basado en la solución de dos estados para dos pueblos, y una organización terrorista que llama a la destrucción de Israel y al establecimiento de un estado islamista que vaya desde el Mar Mediterráneo hasta el río Jordán; una organización financiada y apoyada por los regímenes extremistas de Irán y Siria (que aparentemente estos días están tan ocupados asesinando a sus propios pueblos como para dejar sin apoyo a Hamás).

Extensas informaciones, que han aparecido en ocasiones incluso como noticia de portada, se han publicado en los distintos medios con palabras como “reconciliación”, “paz” e “histórico”  que repetían las bocas y las plumas de analistas de todo el mundo. También las fotografías elegidas, que mostraban al Presidente de la Autoridad Palestina, Abu Mazen, abrazándose, besándose y cogido de la mano con su enemigo-amante, el Primer Ministro del Gobierno terrorista de Hamás, Mahmud Haniyeh, parecían querer aumentar la sensación de que se trata de una verdadera historia de amor. Quien no conozca la realidad, podría fácilmente pensar que se trata de una versión actualizada de Romeo y Julieta.

Sin embargo, la realidad dista mucho de ser tan idílica. Parafraseando al ex Primer Ministro israelí, Yitzhak Shamir “El mar es el mismo mar, el Hamás es el mismo Hamás”. Así pues, si se trata de ellos mismos ¿Qué es lo que ha cambiado? En definitiva lo que han hecho los periodistas es encontrar el camino para la legitimación de los terroristas de Hamás. De repente, todos esos periodistas compran la historia de amor y trasladan la pelota al lado israelí, como si se hubiera producido algún cambio por parte de Hamás.

Para quien lo haya olvidado, habrá que recordarle que, inmediatamente después de las elecciones de la Autoridad Palestina en 2006 y de la victoria de la organización terrorista, el Cuarteto Internacional (ONU, Unión Europea, Estados Unidos y Rusia) exigió a Hamás tres condiciones básicas para reconocer la legitimidad de su gobierno:

  1. el abandono del terrorismo y de la violencia.
  2. el reconocimiento del Estado de Israel.
  3. la aceptación de todos los acuerdos firmados en el pasado entre Israel y los palestinos.

No hace falta mencionar que Hamás no aceptó ninguna de ellas. Sigue desarrollando la política de la violencia, de la incitación al odio y del terrorismo, tal como figuran en su Carta Fundacional (algunos de cuyos puntos principales aparecen aquí).

A pesar de todo, algunos periodistas siguen creyendo que es el mundo entero el que debe aceptar las reglas de juego de Hamás.

Pero a veces la situación se complica aún más. Por ejemplo, en una reunión que mantuve hace unos años con un periodista español en Israel, este corresponsal intentó convencerme de que Hamás había aceptado dichas condiciones. Y cuando le enseñé una entrevista de un alto cargo de Hamás en la que éste decía que Hamás nunca dejaría la Yihad (guerra santa) hasta que matase al último judío, el periodista respondió que era: “lo que dicen a los medios de comunicación, y que a mí me han dicho que sí aceptan esas condiciones”.

¡Qué suerte tenemos de que las decisiones más importantes de Hamás se trasladen a gente tan importante!

Obviamente estos argumentos del corresponsal no tienen ninguna base, simplemente llevan al extremo el concepto de “wishful thinking” (confundir los deseos con la realidad).

Concepto que no es exclusivo del citado corresponsal; en un seminario en el que participé hace tres años en Holanda, un periodista, que se presenta como experto del mundo árabe y musulmán, y que ha tenido encuentros con algunos de los principales líderes de los Hermanos Musulmanes, contó como sobre el sermón de un imán (líder religioso) en una mezquita, en el que hizo un llamamiento a asesinar a todos los infieles del Islam e incluso dedicó unos minutos a enseñar las maneras de hacerlo.

En su entrevista con el mencionado imán, el periodista holandés le preguntó sobre su sermón. La respuesta que recibió fue que él lo único que quería era la paz entre las religiones… A veces algunos periodistas están tan deseosos de que la realidad se ajuste a su visión del mundo y a su ideología, que no sólo es desconcertante sino también patético.

Lamentablemente para todos los que tratan de abrazar a Hamás, esta banda terrorista no quiere el abrazo y hace todo lo posible para escaparse. Y mientras “el mundo entero” les alaba por su moderación al llegar a un acuerdo con Fatah, el Primer Ministro del Gobierno terrorista de Hamás salió ayer a condenar “la muerte del mártir” Osama Bin Laden, a quien llamó “luchador santo del Islam”

Así denominan al que asesinó a miles de personas en todo el mundo.



Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel