viernes, 29 de abril de 2011

SOBRE LA CEGUERA

Cuando el odio no deja ver la realidad


Algunas luchas son vanas. Hay personas que nunca van a cambiar. El mundo entero podría caer sobre su cabeza, pero ellos nunca llegarían a entender. Están ciegos y es su propio odio el que les hace así.

Cuando empecé a escribir este blog, hace ya unos meses, le “dediqué” algunos post al “adalid de la objetividad“, el corresponsal en Israel del periódico “Público” y a la forma unilateral con la que escribe sus crónicas. Sorprendentemente, el periódico en el que trabaja, que tampoco se destaca por su objetividad (por decirlo de manera diplomática), apoyó a su corresponsal. Ya os conté acerca de la alucinante carta que el director de “Público” envió a mi embajador pidiendo que me retractara y me disculpara por lo que escribí en mi blog. La respuesta que recibió fue una larga lista de cosas por las cuales es él quien tiene que pedir disculpas y rectificar, por las publicaciones unilaterales, parciales y que incluso en ocasiones contienen toques antisemitas (en palabras de un alto cargo de este mismo medio de comunicación).

Lo cierto es que no pensaba volver a hablar de este periodista porque creo que puede resultar incluso aburrido repetir lo obvio: es parcial, no tiene ni una pizca de objetividad y no es la realidad, sino el odio, el que guía sus palabras. Sin embargo, aquí me encuentro escribiendo este nuevo post, porque esta semana se ha cruzado otra línea roja, relacionada con el mal gusto en el juego de suma cero al que suele jugar él.

No me refiero ya a la obsesión de García Gascón con Goldstone (en dos días ha escrito tres veces sobre su “héroe”, el que ha rectificado sus acusaciones hacia Israel), ni a su post sobre Bashar Al-Assad (escrito mientras este otro “héroe” suyo masacra a su propio pueblo que se manifiesta demandando libertades). De lo que hablo es de sus últimos dos post de esta semana ya que ambos cruzan incluso sus propias líneas rojas.

En el último de ellos, “Oscuro e incierto“, sorprendentemente, trata de la crítica que hizo Mahmud Abás al gobierno estadounidense por haber dejado caer éste al presidente de Egipto, Hosni Mubarak. Hasta aquí no se trata de nada nuevo, ya que esta crítica fue publicada dos días antes en periódicos de todo el mundo. Sin embargo, García Gascón continúa detallando cómo, según su punto de vista, la situación en Egipto crea desestabilización en Oriente Medio, para terminar su escrito de la siguiente forma delirante: “Es sin duda la actitud de Israel la que más envenena la situación política en gran parte de Oriente Próximo, incluido Egipto, y es patético ver a Europa y Estados Unidos aceptando todos los dictados de Israel, y por lo tanto contribuyendo a envenenar la situación política en la región“.

Lo que es realmente patético es ver a una persona, que pretende entender sobre Oriente Medio, cómo se niega a reconocer la realidad. Su odio hacia Israel y, tal vez, su deseo de proteger a los regímenes oscurantistas y no democráticos de los países árabes y musulmanes, le llevan a deformar la realidad utilizando su creativa imaginación.

Las revoluciones en el mundo árabe y musulmán no tienen nada que ver con Israel. La propia población tunecina es la que hizo caer al gobierno en Túnez, y no fue debido a la política de Israel (lamentablemente para García Gascón). Fueron los jóvenes egipcios los que igualmente hicieron caer a Mubarak y las personas masacradas en Siria tampoco salieron a la calle debido a Israel, ni las de Yemen, Bahrein y otros países de la zona.

El odio hacia Israel, García Gascón, es especialmente tuyo. No se lo atribuyas intencionadamente a los movimientos democráticos árabes.

Hubiera deseado terminar con estas palabras, pero no puedo dejar de mencionar el otro post de los dos últimos de García Gascón, a los que hice referencia antes. Se trata de un post que da asco y que lleva un título tan cargado de significado como “Auschwitz“. En él, García Gascón añade indirectamente una nueva acusación a los sionistas, tan odiados por él. A sus acusaciones de ser los culpables de todos los males de este mundo, desde las manifestaciones en los países árabes y musulmanes hasta el mismo cambio climático, suma la de que los sionistas son también culpables del Holocausto.

Es también parte de su juego de suma cero su intento de hacer olvidar que su amado liderazgo palestino cooperó intensamente con el régimen nazi.

Sobre este asunto sólo puedo decir dos cosas muy sencillas. La primera, desde lo personal, es que el sionismo salvó a mi familia de la muerte en los campos de concentración. Sólo por el sionismo mi familia existe hoy. La segunda es que conociendo la redacción del periódico “Público” y a algunas personas allí, creo que ellos deberían decir basta y poner de manifiesto lo que piensan de este delirante post de García Gascón.


Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel

miércoles, 27 de abril de 2011

SE LE ESCAPÓ

“De cómo la prensa está al servicio de los países
árabes y musulmanes”

La semana pasada leí en el periódico estadounidense The Wall Street Journal un artículo increíble que revelaba, accidentalmente, la estrategia de los países árabes y musulmanes en las organizaciones internacionales. Dado que se trata de un artículo relativamente breve, voy a intentar traducirlo al español:


Funcionarios del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU presionan para mantener una sesión sobre Oriente Medio.

Ginebra.- Algunos miembros de la organización superior de la ONU para los derechos humanos están presionando para mantener una sesión de emergencia que examine las respuestas de los gobiernos contra las protestas populares que se han extendido por Oriente Medio y el norte de África, declararon diplomáticos occidentales este miércoles.

Los países de Hispanoamérica, Europa, América del Norte y Asia tratan de reunir las 16 firmas necesarias para forzar una sesión especial del Consejo de Derechos Humanos de la ONU para la semana que viene, dijeron los diplomáticos.

El título propuesto para esta sesión (“Promover y proteger los derechos humanos en el contexto de los recientes protestas pacifistas”) fue elegido para no mencionar a ningún país en particular, dijeron esos diplomáticos. Ellos confirmaron que Egipto, Túnez, Libia, Yemen, Bahrein y Siria estarían entre las naciones cuyas represiones violentas de las protestas serían tratadas.

Ahora viene la parte buena:

La Organización la Conferencia Islámica, cuyos miembros tienen un peso importante entre los 47 países del Consejo de Derechos Humanos, dijo que no va a aceptar dicha sesión.

“Creemos que los acontecimientos que están sucediendo no merecen este tipo de sesión especial”, dijo Zamir Akram, embajador de Pakistán para las Naciones Unidas en Ginebra.

Y aquí viene la parte que realmente se le escapó:

Acusó a estos promotores de la sesión especial de doble rasero y dijo que la Organización de la Conferencia Islámica va a utilizar cualquier sesión de ese tipo para poner el foco en las violaciones de los derechos humanos por parte de Israel.

¡Se les ha caído la máscara!

Se ha descubierto la “estrategia secreta” de los países árabes, que controlan tantas organizaciones de Naciones Unidas como el Consejo de los Derechos Humanos. Cada vez que se va a tratar un tema relacionado con ellos, automáticamente ellos van a hablar de Israel: el inevitable chivo expiatorio.

La verdad es que no me ha sorprendido. Ya conocemos su táctica, tal vez la única diferencia es que esta vez ha sido un alto representante de esta pandilla el que ha descubierto todas sus cartas. Sin embargo, este asunto me ha suscitado dos preguntas:

  1. Si ésta es realmente la situación, ¿por qué se trata todavía a una organización como el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU como si fuese una organización relevante, cuyas resoluciones extrañas y unilaterales se citan como si fueran “verdades reveladas”?. ¿Acaso nosotros, como comunidad internacional, queremos que sean esos países los que nos den lecciones de derechos humanos? ¿Libia?, ¿Siria?, ¿Irán?, ¿Pakistán?

  1. En segundo lugar, pero no con menor relevancia: ¿Dónde está ese periodista occidental que se detenga y diga: “Nos hemos equivocado. Hemos caído en la trampa de los regímenes oscurantistas. Hemos jugado a su juego y nos hemos comportado como la cobra que se mueve al son de su flauta. Durante años hemos mirado hacia otro lado, cuando de la situación de los derechos humanos en los países árabes y musulmanes se trataba, y nos apresurábamos a criticar a Israel, porque eso es lo que ellos querían que hiciésemos.
¿Dónde está este periodista que pregunte esto?

  
Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel


jueves, 7 de abril de 2011

ALGO VA IGUAL EN “EL PAÍS”

Hoy he leído en El País el artículo de Lluís Bassets titulado “Algo va muy mal en Israel”. La verdad es que no me ha sorprendido nada. No me malinterpretéis, no quiero decir que esté de acuerdo con lo que dice. Desde mi punto de vista el artículo está lleno de una profunda falta de comprensión y de una perspectiva errada, a la que me referiré más adelante.

El problema es pues que no me ha sorprendido el artículo. Estamos de nuevo ante la repetición de la misma historia de siempre: las dictaduras caen en el mundo árabe, miles de personas mueren a manos de sus líderes, sin embargo, para Lluís Bassets el problema está en Israel.

Bassets escribe “En algún momento, más pronto que tarde, también a Israel le alcanzarán las réplicas del terremoto que sacude a todas las sociedades árabes”. Lo que el autor se niega a entender es que Israel se encuentra en un lugar totalmente diferente al del mundo árabe y musulmán.

Las revoluciones en este mundo se hacen debido a oscuros regímenes, a la pobreza y a la falta de esperanza y no hay ninguna amenaza de que ese terremoto llegue a Israel, por dos razones: la primera es que la realidad económica de Israel hoy es totalmente diferente a la de esos países. La economía israelí se encuentra en un momento de crecimiento (el 5% en 2010), la tasa de paro está sólo al 6,1% y la calidad de vida corre paralela a la de los países de la Unión Europea. La segunda razón es que la estable democracia israelí tiene más recorrido histórico que una gran parte de los países que componen hoy la misma Unión Europea. La “isla democrática sionista”, como la denomina él, es ese lugar en el que un juez árabe decide el dictamen que envía 7 años a la cárcel al ex Presidente del Estado, es esa democracia en la que diputados del Parlamento cooperan con los mayores enemigos del estado y siguen siendo diputados en el país contra el que luchan. Algo imposible, por ejemplo, en España.

Estas dos razones, la económica y la democrática, afectan también a la población árabe-israelí, que está mejor situada y mejor integrada, en términos de sociedad civil y políticos, no sólo respecto a cualquier país árabe, sino incluso respecto a las comunidades musulmanas en Europa.

Si Lluís Bassets me hubiera preguntado a mí, le hubiera dicho que, ese terremoto del que habla, puede alcanzar a algunos países europeos mucho antes que a Israel.

Bassets, al intentar presentar los acontecimientos de las últimas semanas en Israel, cae una y otra vez en la trampa de convertirse en el abogado defensor de los palestinos. No menciona, quizá instintivamente, una serie de datos que no son sólo importantes, sino fundamentales para entender lo que está sucediendo. Así, cuando habla del intento de Israel de mantener su superioridad económica frente a los palestinos, olvida mencionar el informe del Banco Mundial publicado ayer, que habla del actual crecimiento económico en la Autoridad Palestina y de que en Cisjordania hay sólo un 16% de paro, dato envidiable para algunos países europeos. O también cuando olvida que son los palestinos los que se niegan a volver a la mesa de negociaciones (y lo hacen escudándose en este tipo de artículos como el escrito por Lluís Bassets para intentar justificar su negativa).

Bassets dibuja los acontecimientos a partir de una lógica que presenta el terrorismo palestino como una reacción y, de este modo, lo que hace en realidad es legitimar este tipo de violencia. Un ejemplo de ello es la vinculación que hace entre la construcción de asentamientos y el terrible asesinato de una familia de colonos. Disminuye a propósito la amenaza que representan los misiles y cohetes lanzados desde la Franja de Gaza y se olvida, convenientemente, de que Hamás y otras bandas terroristas no han parado ni una sola semana de lanzar, desde la Operación Plomo Fundido, dichos misiles y cohetes dirigidos hacia la población civil israelí. El hecho de que su periódico no informe de estos ataques, no significa en absoluto que los ciudadanos israelíes no estén en los refugios, debido a la amenaza que el terrorismo palestino de Gaza supone para sus vidas.

Pero aún hay dos cosas todavía peores en el artículo, una es cuando Bassets menciona el asesinato del actor judío-palestino Juliano Mer-Jamis, un símbolo de la convivencia, y curiosamente, se le olvida decir que fue asesinado por palestinos. En este punto sí que estoy de acuerdo con Bassets cuando escribe qu es “la trágica e interminable historia de siempre”. 

La segunda cosa es que cuando se refiere a Goldstone, lo hace con falta de respeto, hacia el juez y hacia nosotros. Dice que la razón de la rectificación de Goldstone es la presión de la comunidad judía (inspirándose en las teorías de la conspiración judía internacional). Quizá va siendo hora de que Bassets, y los otros Lluíses Bassets, reconozcan el hecho de que Goldstone, algo tarde pero finalmente, ha entendido lo que sucedió en la Operación Plomo Fundido. Sí, creo que ya va siendo hora de que los que durante los últimos dos años se han dedicado a citar ciegamente a Goldstone, y a elevarle como si fuera un santo, abran de una vez los ojos y entiendan lo que acabó por entender su héroe. Hay gente que sólo acepta la opinión de un judío mientras critica a Israel.

Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel

martes, 5 de abril de 2011

ES PÚBLICO QUIEN TIENE LA RAZÓN, LA REALIDAD SIMPLEMENTE SE EQUIVOCA

Ayer mismo escribí mi post sobre la rectificación del juez Richard Goldstone (“Goldstone en los mundos de Yupi”). Lo cierto es que no tenía pensado volver a escribir sobre el tema ni hacerlo tan pronto pero, tras haber seguido parte de la cobertura mediática que se ha hecho del tema en España, creo interesante escribir unas líneas más al respecto.

El hecho noticiable del caso Goldstone indudablemente es que el juez ha dado marcha atrás en lo relativo a las acusaciones contra Israel y, al hacerlo, el informe y, por lo tanto, sus acusaciones, quedan sin valor ninguno. Sin embargo, ésa no ha sido la noticia para algunos medios de comunicación, que han elegido como noticiable la previsible reacción de los palestinos y de otros representantes árabes ante el radical cambio de valoración de Goldstone (por ejemplo Europa Press y ABC).

Significativo es el caso de Público, precisamente porque parece mostrar cómo es la propia dinámica de su redacción, perfecto ejemplo del juego de suma cero.

La primera cuestión a considerar es la decisión de publicar o no la noticia. Confieso que me sorprendió que Público decidiera hacerlo y también me sorprendió que eligieran un título tan pertinente: “Israel pide a la ONU que anule el informe Goldstone”.

Sin embargo, queridos amigos, no nos emocionemos demasiado pronto porque Público, a pesar de todo, no ha cambiado. Acabo de mencionar un par de aspectos positivos que sólo amortiguan un poco los aspectos “no tan positivos” de su cobertura…

Ya que me he referido al título, quiero continuar en este punto con el subtítulo del mismo artículo: “Su autor se retracta y ahora dice que no hubo crímenes de guerra en Gaza”. Lo que tengo que decir al respecto es que lo que dice el subtítulo no es cierto. Lo que Goldstone dice exactamente en su artículo del Washington Post es que Israel no cometió crímenes de guerra en Gaza, pero la retractación de Goldstone no se refiere a los crímenes de guerra que cometieron los terroristas de Hamás, que aparecen tanto en el informe como en el propio artículo de Goldstone. Crímenes de guerra de Hamás que, por lo que parece, para Público merecen el perdón, y los perdonan, y merecen el olvido, puesto que olvidan mencionarlos.

En la versión impresa de Público además destacan una frase en concreto, la misma mentira de siempre: “en Gaza han muerto 1.400 palestinos, la mayoría de los cuales eran civiles”. No les importa que incluso los propios terroristas de Hamás admitan que la mayoría no eran civiles porque Público sigue sin replantearse su discurso ni deja de repetir su mantra.

Ahora bien, no termina ni mucho menos aquí el tema, y las cosas no hacen sino empeorar. Público vuelve a “las acusaciones de siempre” y se refiere al lobby judío mundial como el responsable de ejercer la presión que ha llevado al juez Goldstone a cambiar de opinión, al tiempo que destaca claramente (por si a alguien se le había olvidado) que el propio Goldstone es judío.

Para terminar, y para terminar empeorándolo todo aún más, Público elige, para ilustrar la noticia sobre el juez Goldstone, una fotografía de algunos palestinos que enseñan lo que parecen ser unos niños fallecidos, una elección que pretende únicamente aclarar a sus lectores que la realidad y sus hechos no han cambiado en absoluto la “única verdad”, que por supuesto es la que posee la redacción de Público.


Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel

lunes, 4 de abril de 2011

GOLDSTONE EN LOS MUNDOS DE YUPI

El 10 de noviembre de 1975 fue uno de los días más tristes de la historia de las Naciones Unidas. Ese día la Asamblea General tomó su decisión más perversa al aprobar la resolución 3379 que equipara sionismo y racismo. De este modo mostró al mundo entero que está controlada por los países totalitarios.

La resolución 3379 estuvo vigente durante más de 16 años, hasta que la Asamblea General la abolió con otra de sus resoluciones, la 4686 del 16 de diciembre de 1991 que, por supuesto, contó con la oposición de las dictaduras árabes y musulmanas y de sus acólitos.

Así la ONU quiso borrar su vergüenza, aunque, no consiguió cambiar su propia dinámica ya que, 18 años después de esto, en la misma Asamblea General y en uno de sus foros se aprobó otra lamentable resolución. En abril de 2009 el Consejo de los Derechos Humanos (organismo de que ya hablé aquí hace unas semanas) nombró una comisión de investigación sobre el conflicto en Gaza. Tras unos meses, en noviembre, el informe del equipo que encabezó el juez Richard Goldstone fue aceptado por la Asamblea de las Naciones Unidas, de nuevo controlada por las dictaduras.

Al menos esta vez no hemos tenido que esperar durante 16 años. Han pasado dos años desde la aceptación del informe Goldstone y el propio juez ya ha rectificado en lo referente a las acusaciones que contra Israel contenía el informe. Lo ha hecho a través de un artículo publicado en el Washington Post el pasado viernes 1 de abril. Goldstone sentencia que, si hubiera sabido entonces lo que hoy sabe, el informe Goldstone hubiera sido muy diferente y acusa al Consejo de los Derechos Humanos de la ONU de actuar intencionadamente contra Israel.

No pretendo atribuirme el mérito, ni tener el honor de que el juez Glodstone sea lector de mi blog…

A raíz de la publicación de su artículo en el Post, muchos analistas y columnistas han comenzado a alabar a Goldstone por su “coraje” al rectificar públicamente las falsas acusaciones que el informe vertió contra Israel, sin embargo, lamento decir que yo no comparto tales alabanzas. Lo publicado por Goldstone en el Post es la prueba de que el “honorable juez”, que fuera fiscal de la Corte Penal Internacional de La Haya, no merece tal puesto.

Dictó sentencia contra un estado, difamó a Israel, afirmó cosas que nada tenían qué ver con la realidad y lo hizo basándose en testimonios de los terroristas de Hamás. Ahora, de repente, despierta y nos cuenta que todo aquello no era cierto y no se queda tampoco aquí, el juez en su artículo se sorprende de que Hamás no se investigara a sí mismo en lo relativo a sus ataques contra la población civil israelí.

Os confieso que tuve que releer varias veces esas líneas de Goldstone para comprender lo que quería decir el juez: él esperaba que Hamás, una organización terrorista cuyo objetivo es el de matar a civiles israelíes, investigara sus propias acciones encaminadas a matar a esos mismos civiles israelíes!

¡Qué grado de ingenuidad puede alcanzar el juez Goldstone! Primero acepta, sin dudar, la versión de los terroristas y luego espera que sean ellos los que se investiguen a sí mismos.

Si no fuera tan triste, podría ser hasta gracioso.


Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel